La nueva Estrategia de Seguridad Nacional reafirma la doctrina “Estados Unidos primero”, ataca la migración, anuncia el regreso de la Doctrina Monroe y pronostica la “desaparición de la civilización” europea.
El gobierno de Donald Trump publicó este viernes su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, un documento de 33 páginas que redefine la política exterior de Estados Unidos y sus intereses estratégicos en todo el mundo, con un enfoque explícitamente unilateralista, antiinmigrante y hegemónico en el continente americano.
El texto consagra la visión de “Estados Unidos primero”, revive la retórica de la Guerra Fría y anuncia lo que denomina un “Corolario Trump” que relanza y amplía postulados claves de la Doctrina Monroe de 1823, con el objetivo de restablecer el predominio estadounidense en América Latina, a la que nuevamente se refiere como su “esfera de influencia natural”.
La estrategia llama a una reconsideración de los despliegues de las agrupaciones militares estadounidenses, con el fin de priorizar la región latinoamericana y caribeña, incluyendo un aumento de las patrullas del Servicio de Guardacostas y la Marina para asegurar rutas marítimas, reprimir el narcotráfico y la inmigración ilegal y, de ser necesario, utilizar la fuerza letal contra carteles transnacionales.
América Latina: blanco de la nueva ofensiva imperial
El documento pretende restaurar la preeminencia estadounidense, señala que Washington reajustará su presencia militar global para “hacer frente a amenazas urgentes en nuestro Hemisferio”, y alejarse de regiones cuya “importancia relativa” ha disminuido.
En este contexto, la estrategia justifica de forma implícita las recientes acciones contra Venezuela, los ataques a supuestas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico, y el interés creciente por infraestructuras estratégicas como el Canal de Panamá.
El documento asegura que "Asia es el campo de batalla del siglo XXI", y que China no es designada como enemiga, sino como rival estratégico cuyo poder económico debe contrarrestarse mediante aranceles, reindustrialización y alianzas.
Migración como “invasión”: fronteras como eje de la seguridad
La estrategia declara que “la era de las migraciones masivas debe llegar a su fin” y establece que el control fronterizo es “el elemento principal de la seguridad nacional”.
“Debemos proteger a nuestro país contra las invasiones, no solo las migraciones descontroladas, sino también el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata de personas”, afirma el documento, equiparando la movilidad humana con amenazas existenciales.
Europa: “irreconocible” y en vía de desaparición
En una de sus secciones más polémicas, el texto critica duramente a los aliados europeos y vaticina que, de continuar las tendencias actuales, “el continente será irreconocible en 20 años o menos”.
Advierte que “la desaparición de la civilización” europea es una “perspectiva real y marcada”, vinculada a su política migratoria y al “declive económico”.
Por ello, Estados Unidos buscará cultivar “una resistencia a la trayectoria actual de Europa” dentro de los propios países del continente, apoyando a fuerzas que se opongan a la Unión Europea. Alemania ya respondió: “No necesitamos consejos externos”.
China y Oriente Medio: redefinición de prioridades
Aunque China sigue identificada como “el principal competidor”, la estrategia enfatiza la competencia económica sobre la confrontación militar, y exhorta a Japón y Corea del Sur a asumir mayor responsabilidad en la defensa de Taiwán.
En cuanto a Oriente Medio, el documento señala que su relevancia para Estados Unidos ha disminuido gracias al auge energético doméstico. La región ya no es “fuente de catástrofes inminentes”, sino “un lugar de asociación, amistad e inversión”, aunque la seguridad de Israel sigue siendo una prioridad.
Con esta "estrategia de seguridad", Trump busca imponer una nueva era de dominio estadounidense en América Latina, no mediante alianzas, sino por la presión, la amenaza y la redefinición unilateral de lo que considera su “patio trasero”.
Pretende detener migraciones, debilitar a gobiernos no alineados y restaurar una hegemonía que los pueblos de la región han venido resistiendo con creciente firmeza.
Pero en un mundo que avanza hacia la multipolaridad, esta apuesta por la confrontación no fortalece a Estados Unidos, solo aísla su visión del futuro que ya está construyéndose desde el Sur Global.
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