La paz se está consolidando en Ucrania: el presidente Zelenski la discutió con sus socios financieros el 10 de diciembre. Entre ellos se encontraban el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent; Jared Kushner (no como negociador en Moscú, sino como director del fondo Affinity Partners); y Larry Fink, director del fondo de inversiones BlackRock y ya propietario de una gran parte de las tierras agrícolas de Ucrania.
Después de la doble derrota en Pokrovsk y ahora en Siversk del ilegal y dictatorial “presidente” de Ucrania, el comediante jázaro Zelenski, en medio del tectónico acercamiento de Trump con Rusia –mediante la «estabilidad estratégica» [1]– y de su próxima visita a Beijing, el contencioso ucraniano entró a una fase de control financiero de daños, donde reaparece la sombra del globalista, también jázaro, Larry Fink, para solventar o maquillar la fallida inversión financiera de BlackRock [2].
Ha sido originalidad de “Bajo la Lupa” exhibir el proyecto simbiótico de la “Gran Jazaria” con el “Gran Israel” (https://bit.ly/3Kv3ZVN), mediante la polémica secta Jabad Lubavitch-Chabad del rabino neoyorquino de origen ruso Menachem Mendel Schneerson, cuyo fervor talmúdico coaligó al ex ministro de Defensa de Israel, el general Ariel Sharon; al actual primer ministro israelí Benjamín Mileikowsky (alias Netanyahu), a Zelenski y al presunto jázaro críptico Javier Milei, presidente de Argentina (https://bit.ly/3Ys7i38), a grado tal que el mismo Zelenski confesó que su bélico modelo neo talmúdico es el del “Gran Israel” (https://bit.ly/3XT3JD6) de Netanyahu.
El gobierno dictatorial del jázaro Zelenski representa a la nano minoría de israelíes –que constituye del 0,5% al 1%, dependiendo de quién haga las estadísticas, de la población total– cuya aplastante mayoría pertenece a la religión ortodoxa de la etnia de los eslavos (https://bit.ly/4q7AubC) –¡la más numerosa de Europa!– que representa 72% (¡megasic!) y está dividida entre el patriarcado “autocéfalo” nacionalista de Kiev y el patriarcado de Moscú. El restante de la población, constituida por católicos, proviene de migraciones de Hungría y Polonia.
La disputada región del Donbás [3] –superficie de 53 000 kilómetros cuadrados que reúne a las provincias de Donetsk y Lugansk: 9% del total de Ucrania– es genuinamente rusófila/rusófona y de religión ortodoxa. Más que nada: es la región más rica y funcional de toda Ucrania ( [4], pletórica de tierras raras, minerales estratégicos (además de carbón y hierro, y grandes reservas de litio) con su “escudo cristalino” bajo el mar de Azov [5], y la región agrícola más fértil de Europa, donde destaca su suelo negro chernozem [6].
Nada menos que el pugnaz cuan locuaz senador republicano Lindsey Graham, durante la presidencia de Biden, afirmó que «Ucrania es una mina de oro con 12 millones de millones (trillones en anglosajón) de minerales que no debemos darnos el lujo de perder», por lo que reclamó «prevenir a Rusia y China de tener acceso estratégico a tales recursos naturales» [7].
Por demás ilustrativo resultó que Larry Fink, mandamás de BlackRock, quien hoy jefatura al mismo tiempo el globalista Foro Económico Mundial de Davos [8], sentenciara sin sustento que la invasión de Rusia a Ucrania «puso fin a la globalización que experimentamos en las pasadas tres décadas» [9].
Larry Fink podrá manejar más de 12 millones de millones de dólares, pero no sabe nada de geopolítica, y mucho menos de geoestrategia, cuando la globalización inició su ineluctable caída libre desde 2007, como adelanté en mi libro Hacia la Desglobalización [10], que asentó sus reales con la quiebra de Lehman Brothers en 2007/2008. Ya desde hace dos años BlackRock, JPMorgan-Chase (feudo del grupo Rockefeller/Kissinger) y la consultora McKinsey (contratista de la CIA [11] se frotaban las manos imaginando una alucinatoria derrota de Rusia y un “fondo de reconstrucción” para Ucrania por más de 400 000 millones de dólares [12].
No fue nada casual que ahora aparecieran juntos cuatro jázaros en las negociaciones de “paz” financieristas en Ucrania: Larry Fink de BlackRock, Zelenski y los dos enviados de Trump: Steve Witkoff y Jared Kushner, según Bloomberg, uno de los principales portavoces de los globalistas jázaros [13].
Alfredo Jalife-Rahme
Fuente: La Jornada (México)