En una entrevista para “En cualquier lugar”, el periodista y analista internacional Sebastián Salgado ofreció una mirada descarnada sobre el rumbo de Argentina bajo el gobierno de Javier Milei.
Durante una entrevista para el espacio “En cualquier lugar” de Alma Plus TV, Sebastián Salgado, periodista argentino y analista internacional, expuso el costo político y social del experimento encabezado por Javier Milei en Argentina, a dos años del “libertario” llegar a Casa Rosada.
Milei fue un proyecto a través del cual se le hizo creer a una parte importante de la población argentina de que iban a generar una estructura estatal casi inexistente y que eso iba a llevar a una especie de gran ahorro por parte de los contribuyentes. Le hicieron creer a la gente de que iban a cobrar en dólares y que el dólar iba a ser la moneda corriente de la República Argentina.
Salgado recordó que, al igual que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Milei es “una construcción mediática hecha ex profeso para ocupar estos lugares de la política”. La ficción televisiva se convirtió en poder real.
“Paseaba por los sets insultando al gobierno, pero cuando asumió hizo todo lo contrario de lo que decía”, afirmó el periodista argentino, quien destacó que el resultado se refleja en una economía que “se ve muy resentida y con aumentos exponenciales tremendos”. El combustible, por ejemplo, “debe haber aumentado más de un 200%”.
Sumisión a Estados Unidos y un futuro hipotecado
Uno de los ejes de la crítica es la dependencia hacia Washington. Salgado habló de una “sumisión total”. Los préstamos estadounidenses —presentados como logros— son deuda: “Argentina no está generando recursos reales, sino un endeudamiento permanente”. Incluso denunció que el gobierno —al estilo del prófugo de la justicia venezolana, Juan Guaidó— sacó del país 27 toneladas de oro sin control parlamentario:
Aunque no lo crean en otros lugares del mundo, no sabemos dónde están. Tuvo que reconocer que los sacó del país (…) El ministro de Economía dijo que los lingotes de oro en el Banco Central estaban estorbando.
Jubilados en la calle, hambre y ausencia de Estado
Los efectos sociales son devastadores. “Más de la mitad de los niños de la República Argentina están en situación de pobreza”, recordó. Los comedores populares fueron cerrados.
En medio de esa crisis generalizada, Salgado destacó que la vanguardia política hoy son los jubilados: “Van cada miércoles al Congreso, ponen el cuerpo. Tienen que elegir entre comida o medicamentos”. Cada protesta se ve acompañada de violencia estatal.
Argentina fuera del Brics: de actor regional a colonia
Salgado subrayó que Argentina —antes parte de los Brics— quedó fuera por decisión de Javier Milei.
“Los Brics son el principal motor económico del mundo. Argentina era parte, pero Milei lo quitó de ahí”. La consecuencia —afirmó— es estratégica: aislamiento internacional y subordinación a Washington. Incluso alertó sobre la posible instalación de una base militar estadounidense en Tierra del Fuego:
Lo que Trump dice es que acaban de conquistar a la República Argentina.
El analista remarcó que el país se aleja de aliados históricos como China mientras se entrega a los intereses de Estados Unidos que puertas adentro “lo que buscan son nuestros recursos naturales”, advirtió. Con ese escenario, el endeudamiento, la pérdida industrial y la represión social se combinan, en un escenario político que no se muestra decidido a frenar el avance del “anarcocapitalista”.
No se ve un liderazgo político de la oposición que esté a la altura de la situación, porque para eso realmente hay que enfrentar algunos de los poderes fácticos que operan detrás del movimiento vinculado a Javier Milei, y cuando vemos que, por ejemplo, el peronismo ha tomado distancia de la causa Palatina, que ha tomado distancia de la Venezuela de Maduro, eso demuestra hasta qué punto están dispuestos a asumir el nivel de lucha que hace falta en este momento en la República Argentina.
En ese contexto, para Sebastián Salgado, el horizonte de Argentina bajo el gobierno de Javier Milei es sombrío. El riesgo —advierte— es hipotecar el futuro de varias generaciones.
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