Telma Luzzani
05 Oct
05Oct

En un hecho sin precedentes, Donald Trump convocó a más de 800 altos mandos militares y los llamó a prepararse para “una guerra interna” contra la “izquierda radical” y los inmigrantes, en un giro autoritario que redefine el rol del Ejército estadounidense. La purga en el Pentágono, la eliminación de políticas de inclusión y el cambio del Ministerio de Defensa por “Ministerio de Guerra” anticipan una escalada represiva dentro y fuera de Estados Unidos. En paralelo, la alianza militar con Javier Milei vuelve a poner a la Argentina bajo riesgo de quedar atrapada en la ofensiva imperial del trumpismo.

Con su típico estilo barroco plagado de autoelogios, el presidente Donald Trump anunció a las más altas jerarquías del Pentágono que desde ahora los militares deberán combatir a “los insurrectos de la izquierda radical (…) que escupen a la policía y tiran ladrillos para matarlos”.“Prepárense para una guerra: una guerra interna”, les dijo a los más de 800 generales y almirantes que llegaron desde todos los puntos del planeta a la base militar de Quantico (Virginia), el pasado 30 de septiembre, convocados “con urgencia” por la Casa Blanca. Nunca antes, en toda la historia estadounidense, había habido un encuentro de esta magnitud.“Esto va a ser un gran problema para los presentes en esta sala porque es el enemigo interno”, dijo Trump consciente de que el papel fundamental de los militares no es perseguir oponentes políticos o inmigrantes. Por eso las primeras palabras de su discurso fueron al hueso: “A los que no les guste lo que digo pueden irse de la sala. Claro que se juegan su futuro y su rango”.

Para sostener una embestida político-militar tan peligrosa como ilegal, el presidente estadounidense apeló a la memoria nacional. “Nuestra historia está llena de héroes militares que se enfrentaron a todos los enemigos tanto extranjeros como nacionales. Ustedes conocen muy bien que el juramento dice: nacional y extranjero. También tenemos (enemigos) nacionales. Washington, Lincoln, Bush padre y muchos de nuestros líderes usaron las FFAA para mantener el orden y la paz internos.

”En varios tramos de su discurso Trump admitió lo que la prensa señala desde hace un tiempo y que ya es vox populi en Estados Unidos: el país transita una guerra civil larvada. “Ahora a muchos les gusta decir: ‘¡Oh! No se permite usar al ejército para eso’ (…) Tenemos que controlar el territorio antes de que se descontrole”, subrayó.

El enemigo interno

Además de criticar a Joseph Biden -de quien se burló reiteradamente porque cuando lo antecedió como presidente, debido a su precario estado de salud mental, debía usar una firma automática (en inglés “autopen”) para rubricar los documentos-, Trump señaló a los progresistas del Partido Demócrata como parte de los objetivos bélicos que deberá asumir el Pentágono.

“Las ciudades que no están en buen estado son las gobernadas por los demócratas de la izquierda radical, San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Angeles… Son muy inseguras y vamos sanearlas una por una. Vamos a entrar a Chicago muy pronto”, advirtió. Como si esto no fuera suficiente, Trump instó a “usar esas ciudades peligrosas como campo de entrenamiento” para la formación de comandos urbanos que combatan a los inmigrantes, a los que trafican con fentanilo y a la izquierda radical. 

“El mes pasado firmé un decreto para capacitar a una fuerza de reacción rápida que pueda ayudar a sofocar disturbios civiles” y nombró como ejemplo a “los radicales, mucho de ellos pagados por George Soros u otros. Sí, muchos de esos insurrectos están pagados por la izquierda radical”.

“Estamos sufriendo una invasión desde dentro, Es lo mismo que una invasión extranjera, pero en muchos sentidos es más difícil porque no llevan uniforme”, dijo para justificar esta violenta militarización a la que quiere someter al pueblo norteamericano.“Nuestras FFAA serán más fuertes, más duras, más rápidas, más feroces y más poderosas que nunca”, prometió el presidente.

Por su parte, Pete Hegseth, Secretario de Guerra (hace unas semanas Trump cambió el nombre del Ministerio de Defensa por el de Guerra sin someterlo a la aprobación del Congreso) también aportó precisiones sobre los nuevos lineamientos que van a regir, desde ahora, en las Fuerzas Armadas estadounidenses, para arreglar “décadas de decadencia” por culpa de los “políticos tontos e imprudentes”.

Purga en el Pentágono

Como parte de la recuperación del “ethos guerrero” y del giro que va desde el concepto de “defensa” al de “ofensiva y letalidad”, Hegseth anunció las nuevas reglas. Entre otras, estas son las principales:

1)    Todos los militares deben responder a nuevos estándares masculinos (sólo se aceptarán mujeres que tenga las mismas capacidades y fuerza que un varón). Prometió endurecer la disciplina militar, elevar los patrones físicos y de aseo. “Es patético ver generales obesos en los pasillos del Pentágono”, lanzó Hegseth.

2)    Se recortarán los programas de inclusión y diversidad. “Basta de la basura políticamente correcta. Se acabaron las barbas, el pelo largo y hombres con vestido. No más delirios de género”, dijo el ministro.

3)    Se restringirán los canales de denuncias internas. Se expidió una nueva norma que afirma que la política militar sobre las “novatadas (recibimiento violento a los recién llegados), acoso e intimidación es demasiado amplia”.

Según el diario Washington Post, el Ministerio de Guerra quiere detener filtraciones y disidencias dentro del Pentágono y ha adoptado un macartismo puro y duro. Según ese medio, todos los integrantes de la Secretaría de Guerra serán sometidos al polígrafo (detector de mentiras), desde los generales cuatro estrellas, hasta los empleados civiles y los trabajadores contratados.Además, todos deberán firmar acuerdos de confidencialidad por los cuales se les prohíbe divulgar cualquier información pública interna salvo con una autorización especial. Desde ya, durante el encuentro en Quantico se hizo referencia a la guerra convencional contra los países extranjeros que “atentan contra la seguridad de EEUU”. 

Trump apuntó contra Venezuela e Irán y John Daniel Caine (jefe del Estado Mayor Conjunto, quien habló antes que Hegseth) aludió a Rusia y China (sin nombrarlos) para ilustrar la nueva época que enfrenta el Pentágono.“Estamos viviendo tiempos dinámicos y potencialmente peligrosos. El riesgo global va en aumento. Nuestros enemigos que nunca antes se habían alineado, ahora sí lo están”, advirtió el general Caine quien es además un experto inversor de capital de riesgo en la multinacionales de la industria armamentística.

La luz verde a la represión, el desconocimiento de las reglas de la democracia y la militarización como forma de control social son las nuevas reglas internas del trumpismo. 

Esta política es parte de un plan mayor que nos involucra: el repliegue estratégico de EEUU sobre todo el continente americano para cobrar fuerzas y enfrentar los cambios geopolíticos y geoeconómicos que transita el mundo y que lo colocan en un escenario de declive catastrófico. En la misma semana, el presidente argentino Javier Milei –por decreto y sin aval del Congreso- habilitó al Pentágono a realizar ejercicios militares en las bases navales de Mar del Plata, Ushuaia y Puerto Belgrano.

 ¿Cuánto más vamos a esperar para admitir (y reaccionar) que Argentina está en peligro de ser involucrada en un conflicto bélico y que nuestros jóvenes podrían verse envueltos involuntariamente en una guerra que no nos pertenece?

 

Telma Luzzani

EL DESTAPE

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