La escalada de tensiones entre la India y Pakistán es un fenómeno geopolítico con un trasfondo histórico que se tejió hace casi 80 años, cuando el Reino Unido se deshizo de su vieja colonia de la manera más caótica posible. El conflicto no es menor: se trata de dos países que poseen armas nucleares y que podrían desestabilizar al mundo entero.
Durante más de un siglo, el Imperio Británico gobernó el sureste de Asia bajo una lógica de "divide y vencerás", promoviendo la división racial, étnica y religiosa para mantener el control de todo el territorio. No conforme con ello, cuando se quedó sin recursos para seguir administrando su colonia, el Reino Unido se retiró haciendo "una partición abrupta con líneas mal definidas que separaron pueblos, comunidades y familias enteras". De ese modo surgieron las dos naciones hoy conocidas:
la India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana.
Así lo explica en entrevista con Sputnik Maribel Alvarado, internacionalista del Colegio de México que realizó una estancia de investigación en la Universidad Jawaharlal Nehru University en Nueva Delhi. Según esta experta en asuntos de la India, para entender el histórico conflicto indio-pakistaní, no se puede dejar de lado que las tensiones entre ambas naciones fueron heredadas por un colonialismo occidental —específicamente británico— que siempre vio por sus propios intereses."
La salida del Imperio británico del sur de Asia en 1947 no fue ordenada ni consensuada: fue una retirada apresurada que dejó una serie de errores históricos cuyas consecuencias son visibles hasta el día de hoy", explica la analista.
Si bien desde hace casi ocho décadas ha habido muchos factores que han modificado y fluctuado al conflicto —como los grupos terroristas en Pakistán o el creciente nacionalismo hindú impulsado desde el seno del Gobierno de Narendra Modi—, el Imperio Británico sentó las bases para que el subcontinente asiático no fuera una Federación en la que convivieran diferentes etnias, religiones e ideologías, observa Alvarado.
En cambio, Londres optó por dividir un Estado para los hindúes (la India) y otro para los musulmanes (Pakistán). Aunque de hecho la comunidad islámica quedó separada, ya que los musulmanes del Este debieron formar otra nación: la actual Bangladesh. Y todo ello se debió a que el hombre encargado de dividir el territorio no tenía ni idea de dónde estaba parado.
El abogado y lord Cyril Radcliffe fue el enviado especial británico para dividir la colonia. El problema, apunta Alvarado, es que él nunca había estado en la India, no hablaba ninguna de sus lenguas ni conocía su geografía ni su diversidad cultural."Aún así, le encomendaron esa tarea monumental: trazar las fronteras entre dos nuevos países, India y Pakistán, en poco menos de cinco semanas.
Tenía que dividir el territorio en función de criterios religiosos: hindúes y musulmanes, pero con información incompleta y una presión política enorme [de la comunidad internacional]", señala.
Banderas de la India y Pakistán© AP Photo / Channi Anand
En 1947, el Reino Unido se encontraba devastado financieramente a causa de la Segunda Guerra Mundial y ya no tenía el dinero ni voluntad política para mantener su dominio en el sureste asiático. Por ello, a bote pronto, se deshizo de sus territorios.
“Con ello, no sólo creó un Pakistán separado geográficamente, sino que creó zonas en actual disputa como Cachemira. El Imperio Británico tenía mucha presión para comenzar procesos de descolonización y optó por una salida rápida que priorizara sus intereses estratégicos”, señala la también internacionalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).Antes de 1947, explica, varios movimientos independentistas vislumbraban la creación de una India unificada en la que la partición nunca fue una solución.
Hubo figuras como Mohandas Karamchand Gandhi o Jawaharlal Nehru que creían en una India diversa capaz de integrar lenguas, religiones y etnias, pero al final los colonizadores británicos pusieron un puño sobre la mesa y configuraron el “mapa actual de reglas imperiales” que originó el presente conflicto geopolítico entre Nueva Delhi e Islamabad.
La mitad de Cachemira está controlada por India, un tercio aproximadamente por Pakistán y el resto por un actor externo: China. No por nada fue allí donde ocurrió la mayor parte de los recientes ataques aéreos indios en contra de “infraestructura terrorista”, como parte de la Operación Sindoor lanzada por Nueva Delhi el 7 de mayo.
"En lugar de una federación multicultural, se impuso una lógica de separación religiosa. Y es que durante más de un siglo, [los gobernantes británicos] fomentaron rivalidades religiosas y étnicas para mantener el control del territorio. Establecieron jerarquías raciales e impusieron privilegios entre comunidades para promover competencia y desconfianza, y algunas rivalidades siguen hasta la fecha”, explica Alvarado.
Aunque en 1947 la división impuesta por Londres entre India y Pakistán sí obedeció a criterios religiosos, actualmente no podría afirmarse que el conflicto bilateral tiene que ver exclusivamente con la fe, ya que eso sería una visión simplista del problema, coinciden las internacionalistas.
"Se ha instrumentalizado la religión para cumplir otro tipo de propósitos.
La política interna en ambos países ha utilizado el lenguaje religioso para movilizar apoyo social y justificar acciones sobre Cachemira", observa en entrevista con Sputnik Michelle Calderón, maestra en estudios de Asia y África por el Colegio de México.
Manifestantes queman una bandera india durante una manifestación de condena de los ataques con misiles indios, en Hyderabad, Pakistán, el 7 de mayo de 2025© AP Photo / Pervez Masih
De igual manera, dice Calderón, existen otros elementos importantes que tienen que ver con la geopolítica para entender el conflicto:
Cachemira es una región montañosa que controla el acceso a rutas estratégicas, como fuentes de agua y caminos comerciales, porque se trata de una región fronteriza con China, la primera gran economía de Asia y probablemente también la mayor economía mundial, explica la analista.“Cachemira, además, tiene un simbolismo que le ha sido conferido a lo largo del tiempo, ya que la región fue resultado de cuestiones inconclusas de la partición [colonial]”, agrega Calderón.
En ello coincide Alvarado, quien asegura que Cachemira no solo es una región en disputa, sino “el simbolismo más fuerte de la rivalidad entre India y Pakistán”.
El Gobierno de Narendra Modi —explica Calderón— ha "institucionalizado el nacionalismo hindú" mediante políticas culturales y algunas reformas legales, como por ejemplo, la ley de ciudadanía india de 2019.En marzo de 2024, Modi anunció reglas para la Ley de Enmienda de Ciudadanía, la cual proporciona una vía rápida hacia la naturalización para hindúes, parsis, sijs, budistas, jainistas y cristianos que huyeron a territorio indio desde países como Afganistán, Bangladesh y Pakistán antes del 31 de diciembre de 2014. Sin embargo, esta ley excluye a todos los musulmanes, que son mayoría en esos tres Estados."
[Desde el Gobierno de la India] constantemente se promueven discursos que asocian a la unidad nacional con una mayoría hindú", afirma la internacionalista, quien considera que ese tipo de narrativas y políticas exacerba las tensiones contra la comunidad islámica, que es mayoría (casi el 95% de la población) en Pakistán.
Y es que, dice Calderón, la narrativa oficial del Estado pakistaní "ha sido anti India desde su origen". Sin embargo, acota, esta rivalidad sucede más a nivel institucional, gubernamental, militar y paramilitar, ya que "en general no hay animadversión absoluta entre las poblaciones" de ambas naciones. Por ello, agrega, Islamabad apoya a grupos insurgentes y terroristas que operan en la región de Cachemira desde la década de 1990.
La gente quema banderas de Pakistán durante una protesta contra el asesinato de turistas por militantes cerca de Pahalgam en Cachemira controlada por la India, en Guwahati, India, el 24 de abril de 2025.© AP Photo / Anupam Nath
La internacionalista Maribel Alvarado explica que se debe distinguir entre el sentimiento nacionalista de los pueblos, las posturas ideológicas del Estado y las actitudes de la sociedad civil, porque, dice, es fácil caer en la idea simplista de que hay una enemistad casi inevitable entre India y Pakistán, países que todavía comparten lazos culturales, familiares y sociales en varios sentidos, añade."Es cierto que en Pakistán ha existido una narrativa estatal en torno a la identidad islámica del país, en contraste con la India, que se plantea como secular y con una mayoría hindú. Sin embargo, desde su fundación en 1947, Pakistán fue concebido como un refugio para los musulmanes de ese territorio y, con el tiempo, esta identidad religiosa tomó un lugar central en la definición del propio Estado", señala Alvarado.Una mezquita en PakistánCC BY 2.0 / Umair Khan / Silhouette
Todo lo anterior fue especilamente intenso durante la dictadua militar de Muhammad Zia-ul-Haq en la década de 1980, cuando se promovió una "islamización profunda" en todas las áreas públicas del país, como la justicia, la gobernanza y la educación, abunda la analista.Fue en ese contexto en el que se crearon grupos extremistas y terroristas que, con el paso del tiempo, se radicalizaron más, como Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed, agrega."Algunas de las células terroristas han tenido apoyo indirecto y tolerancia del aparato de inteligencia pakistaní, especialmente cuando sus acciones estaban dirigidas contra la India. Algunos de estos grupos han sido señalados como responsables de atentados terroristas importantes, como los ataques de Bombay en 2008 o el atentado de 2019 donde murieron más de 40 soldados indios", apunta Alvarado.
Un acto terrorista fue el motivo de que nuevamente se avivaran las tensiones entre ambos países. El pasado 22 de abril, varios hombres armados perpetraron un atentado terrorista en la popular localidad turística de Pahalgam, en Jammu y Cachemira. Los atacantes abrieron fuego con fusiles de asalto. En total, murieron 26 personas, 25 ciudadanos indios y un nepalí.
El Frente de Resistencia, presuntamente vinculado al grupo yihadista salafí Lashkar-e-Taiba, reivindicó la autoría de la matanza. Se trató del ataque más mortal desde las tensiones entre los dos países en 2019.Y ahora, las tensiones entre Pakistán y la India mantienen en suspenso a la región y tocan, una vez más, otra llaga que dejó el colonialismo occidental.
Por Eduardo Bautista
SPUTNIK