24 Oct
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La aparición de cadáveres mutilados en las costas de Trinidad y Tobago ha generado un misterio que revela las consecuencias humanas de la campaña militar estadounidense en el Caribe.

De acuerdo al NYT, los cuerpos con quemaduras faciales y miembros amputados, llegaron tras los ataques de EEUU contra embarcaciones supuestamente narcotraficantes.

Los habitantes de Cumaná, como Lincoln Baker, están convencidos de que los cadáveres son «bajas de guerra» del primer ataque estadounidense del 2 de septiembre, que dejó 11 muertos. 

La primera ministra Kamla Persad-Bissessar, única líder caribeña que apoya explícitamente los ataques, ha declarado que Trinidad no utilizará recursos para buscar más cuerpos, limitándose a recuperar los que lleguen a sus costas.

Aunque oficialmente Washington justifica los operativos como lucha antidrogas, funcionarios han admitido en privado que el verdadero objetivo es presionar al presidente Nicolás Maduro

La campaña ha causado al menos 37 muertos y representa el mayor despliegue militar estadounidense en Latinoamérica en décadas.La postura de Persad-Bissessar ha aislado a Trinidad dentro del CARICOM, organización que reafirmó en octubre que el Caribe debe mantenerse como «zona de paz«. Mientras tanto, las víctimas siguen sin identificación, y sus familias sin respuestas, en medio de una estrategia geopolítica cuyos costos humanos terminan varando en las playas trinitenses.



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