La directriz otorga al Pentágono facultades para realizar operaciones extraterritoriales contra los cárteles, con un enfoque particular en México y Venezuela, lo que permite al mismo tiempo el intervencionismo y la injerencia.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos (EE.UU.) ordenó este jueves el despliegue de fuerzas aéreas y navales en el sur del mar Caribe, presuntamente para combatir cárteles del narcotráfico, según dos altas fuentes del Pentágono citadas por la prensa local.
La medida, ratificada por el secretario de Estado, Marco Rubio, forma parte de una política de la Administración Trump que autoriza el uso de fuerza militar contra grupos designados como supuestas organizaciones terroristas, con foco en países como México y Venezuela.
La orden, firmada en secreto por el presidente Donald Trump y revelada por The New York Times el 8 de agosto, permite operaciones militares directas en el mar y en suelo extranjero contra cárteles como el de Sinaloa y el extinto Tren de Aragua.
Según las fuentes, el despliegue busca frenar el flujo de cocaína y fentanilo hacia EE.UU., atribuyendo a estos grupos criminales la responsabilidad de la crisis de narcóticos.
En una orden ejecutiva emitida tras su investidura, Trump afirmó que “los carteles han emprendido una campaña de violencia y terror en todo el hemisferio occidental que no solo ha desestabilizado países de gran importancia para nuestros intereses nacionales, sino que también ha inundado a Estados Unidos con drogas mortales, criminales violentos y pandillas viciosas”.
No obstante, desde la Casa Blanca no se hace referencia a las falencias de los mecanismos de control a lo interno de los EE.UU. para evitar la entrada de los narcóticos, lo que implicaría incluso una responsabilidad estatal.
En cambio, la directriz otorga al Pentágono facultades para realizar operaciones extraterritoriales contra los cárteles, con un enfoque particular en México y Venezuela, lo que permite al mismo tiempo, vale resaltar, el intervencionismo y la injerencia.
En este último país, el Gobierno de EE.UU. intensificó su presión sobre el presidente Nicolás Maduro, a quien acusa sin pruebas de liderar el cártel de los Soles, designado como organización terrorista.
El 7 de agosto, Washington ofreció una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro, acusado falsamente de colaborar con el cártel de Sinaloa y el mencionado y extinto Tren de Aragua.
La fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, calificó la recompensa como “histórica” en un video publicado en X, señalando que “Maduro utiliza organizaciones terroristas extranjeras como Sinaloa y el cartel del Sol para introducir drogas letales y violencia en nuestro país”.
En cambio, en los últimos días Caracas ha informado sobre incautaciones históricas de cocaína, así como su intención de crear alianzas con Colombia para frenar el narcotráfico.Además, el Gobierno venezolano rechazó las acciones de EE.UU.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, llamó a la “lealtad nacional y a la unidad patriótica” durante su programa Con El Mazo Dando, calificando las medidas como “arremetidas del imperialismo”.
Asimismo, la vicepresidenta Delcy Rodríguez acusó a Washington de emitir “amenazas directas de intervención militar” y de mantener una “obsesión” por controlar el hemisferio.
En esa línea, Cabello consideró que “la única y verdadera amenaza para la estabilidad mundial es Estados Unidos“.
TeleSUR