Documentos publicados por una corte federal ofrecen detalles nuevos y perturbadores sobre el intento de figuras relacionadas con Trump de orquestar un golpe contra un gobierno que claramente no entendían. Esta es una mirada sin precedentes a los actores y sus conspiraciones -desde terrorismo hasta banderas falsas- que pudiera ilustrar la naturaleza el asalto militar estadounidense en ciernes contra Venezuela. El hombre al que el gobierno estadounidense culpa de todo, Jordan Goudreau, proveyó evidencias a The Grayzone de:
La mañana del 3 de mayo de 2020, dos pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda acechaban por las aguas costeras de La Guaira, en Venezuela. A diferencia de las 15 que la armada estadounidense hundió recientemente, no estaban cargando, supuestamente, drogas. En su lugar, llevaban algo mucho más alarmante: ex soldados de fuerzas especiales estadounidenses con la esperanza de ser recibidos como libertadores por el pueblo venezolano.
Junto a un puñado de venezolanos que habían entrenado en la selva colombiana, los ex boina verdes Airan Berry y Luke Denman planearon activar una insurgencia nacional violenta que debía culminar en el derrocamiento y secuestro del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Horas después, el par fue grabado en el malecón de un pueblo pesquero, boca abajo y atados de pies y manos por los propios venezolanos que ellos creían que estaban salvando.
Oficialmente, el golpe de estado fallido fue conocido como Operación Gedeón. Pero popularmente llegaría a conocerse como “Bahía de Cochinos”, un reempaquetado gracioso de la también fallida invasión a Cuba de 1961, en Bahía de Cochinos. Ocho exiliados venezolanos murieron durante la incursión abortada, y entrevistas en la cárcel con dos de los estadounidenses capturados fueron posteriormente transmitidas por televisión para el público en toda Venezuela.
En el archivo, Berry y Denman dejan claro que la autorización para la operación llega a la cima del gobierno de los Estados Unidos, señalando directamente al presidente Trump como el ejecutor en jefe de la misión. Mike Pompeo, el para entonces secretario de Estado de Trump negó cualquier tipo de involucramiento “directo” de los Estados Unidos. En los años posteriores, Estados Unidos ha buscado presentar el complot como una operación no autorizada llevada a cabo por un mercenario fuera de control llamado Jordan Goudreau.
El ex boina verde condecorado, quien desde entonces se convirtió en el rostro de la Operación Gedeón, fue arrestado en 2024 y ahora enfrenta 14 acusaciones sobre los alegatos del gobierno federal de que conspiró para traficar armas a través de Colombia en la fase final de la conspiración fallida. Los cargos alcanzan a una sentencia máxima combinada de diez años.
En entrevistas con The Grayzone, sin embargo, Goudreau insistió en que él fue personalmente reclutado por el jefe de seguridad del equipo de Trump, Keith Schiller, para dirigir un golpe contra el gobierno de Venezuela, y que la operación procedía con el total apoyo y conocimiento del gobierno estadounidense. Ahora, el equipo legal de Goudreau ha logrado acceso a evidencia anteriormente no vista sobre las figuras que dice que orquestaron el golpe.
The Grayzone es de las primeras publicaciones que revisaron el material, que incluye entrevistas del FBI con participantes de la trama que demuestran conocimiento anticipado de asociados de Trump de alto nivel, líderes del gobierno de Colombia, oficiales y agentes de la CIA, además de funcionarios trabajando directamente bajo la dirección de Mike Pence y Trump. Los documentos contienen fuertes sugerencias de que durante varias etapas el gobierno monitoreó y apoyó la operación, misma que ha sido patrocinada por financistas estadounidenses cercanos a Trump, así como a líderes de la oposición venezolana en la nómina de Washington.
Detrás del manto de objetivos elevados como la “promoción de la democracia” y hacer que “malos actores” rindan cuentas, a los operadores del Washington oficial y espías que supuestamente reclutaron a Goudreau para liderarlos a Caracas los conducía un poco más que la codicia. Hambrientos por una tajada de las vastas riquezas petroleras y minerales de Venezuela, y ansiosos por tener contratos lucrativos para el día después de la partida de Maduro, los planificadores cuello blanco del golpe se embarcaron en una aventura para el saqueo que concluyó en la infamia.
Los archivos revisados por The Grayzone también incluyen discusiones grabadas subrepticiamente, correos y planes elaborados para golpes y ataques terroristas preparados por figuras influyentes de la oposición venezolana. Tomadas en su conjunto, pintan un retrato nada halagador del círculo político que Estados Unidos a entrenado y patrocinado a lo largo de dos décadas. Entre las acusaciones ejercidas con mayor frecuencia por aquellos involucrados en la Operación Gedeón estaba que las principales figuras opositores no solo eran degenerados estrafalarios, sino propensos a robar de sus patrones en Washington.
Aquellos expuestos por corrupción derrochadora en los archivos de la Operación Gedeón están preparados para tomar el poder si demostración de fuerza militar estadounidense ordenada por Trump este octubre termina derrocando al gobierno de Venezuela. Esto incluye a dos líderes de oposición ridiculizados como “Beavis y Butt-head” por un financista estadounidense de la operación, así como a su ex jefe, Leopoldo López, y su pupilo, Juan Guaidó, quien es descrito en uno de los archivos del FBI como un receptor potencial de dinero de “narcotraficantes” anónimos. Sin embargo, la única figura que ha enfrentado sanciones penales por la Operación Gedeón es el ex boina verde que la ejecutó.
Enfrentando años duros en una penitenciaría federal, Goudreau se saltó la fianza y desapareció. Antes de evadirse de la justicia, participó en varias entrevistas con The Grayzone, y nos proveyó con un “briefing de inteligencia” alegando que él nunca se hubiese encontrado en posición de liderar a un ejército privado rumbo a Venezuela sin el conocimiento y la bendición de la Casa Blanca de Trump.
“Tenemos varias opciones para Venezuela”
Alguna vez visto como un aliado sólido de Estados Unidos además de colaborador confiable en materia de inteligencia en la Guerra Fría, la relación de Venezuela con Washington comenzó a crisparse cuando el país eligió al populista Hugo Chávez en 1998. El carismático oficial del ejército, que llegó a la fama al frente de un alzamiento no exitoso contra el gobierno neoliberal, represivo e impopular en 1992, se lanzó de cabeza en un plan ambicioso para financiar enormes campañas antipobreza al renacionalizar los campos petroleros de Venezuela.
En la década siguiente, la iniciativa de Chávez elevó los estándares de vida y la producción petrolera de Venezuela, reduciendo a dos tercios la pobreza extrema mientras que se cuadruplicaban las exportaciones de crudo. Pero era menos popular en Washington, que respondió en 2002 orquestando un golpe de Estado que depuso al presidente por casi 48 horas antes de que manifestaciones masivas y espontáneas, junto a facciones leales dentro del ejército, lo restituyeron en el poder. Luego de la muerte intempestiva de Chávez en marzo de 2013, su canciller y sucesor, Nicolás Maduro, fue electo meses después.
En un año, el entonces presidente Barack Obama promulgó sanciones abarcantes contra Venezuela, lanzando acusaciones de abusos de derechos humanos para justificar atacar el sector petrolero del país, preparando el terreno para una serie de operaciones violentas de cambio de régimen. La Asamblea Nacional bajo control opositor ignoró una decisión judicial, juramentando a tres legisladores cuyos curules se dieron a través de compra de votos, y explotando el atasco para desestabilizar al país a través de disturbios callejeros violentos.
Maduro básicamente superó la parálisis al invocar al invocar al poder constituyente originario para Usher in una asamblea constituyente en 2017. Trump tomó la oportunidad para escalar, amenazando con invadir al país si Maduro se negaba a dimitir. “Tenemos varias opciones, incluyendo la militar, de ser necesario” les dijo Trump a reporteros en una rueda de prensa aquel agosto. Maduro fue posteriormente declarado el ganador de las elecciones presidenciales de 2018, que la administración Trump condenó como ilegítimo.
Al año siguiente, la administración declaró al anteriormente oscuro líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el presidente de Venezuela, citando un artículo de la constitución que insistían en que invalidaba a Maduro de conservar el poder.El reconocimiento de Washington de Guaidó posibilitó el robo de las reservas de oro venezolanas en el Banco de Inglaterra, así como la expropiación de su activo más valioso, Citgo, el brazo internacional de la petrolera estatal PDVSA.
Al sustraer forzadamente miles de millones de dólares de riqueza al gobierno electo en Caracas, el gobierno estadounidense alimentó la pobreza y la migración masiva, e invitó a la corrupción de las figuras de la oposición financiada con los activos robados. Sin embargo, como las tramas anteriores para deponer al liderazgo socialista de Venezuela, la presidencia simulada se extinguiría vergonzosamente. Su fin comenzó con una operación fallida en febrero de 2019 con la que se intentó forzar un enorme cargamento de bienes suministrados por la USAID a través de la frontera colombo-venezolana.
La muerte del Venezuela Aid Live
El plan apuntaba a traspasar las fronteras del país bajo cobertura humanitaria, embistiendo con caravanas de camiones ingresando al país, luego acusando a Maduro de rechazar de forma cruel la ayuda para una población supuestamente desesperada, de sus fuerzas de seguridad obstruir la intervención hostil. Si el gobierno venezolano no lograba detener a las caravanas entrasen al interior del país, la pérdida de control inspiraría una rebelión mayor. Pero la maniobra de propaganda humanitaria terminó casi inmediatamente en la ignominia cuando su ola inicial no logró atravesar una línea de guardias de frontera, y todas las bandas de hooligans de oposición incendiaron la ayuda, mientras se hacían con el resto.
Un intento por culpar de la quema de los millones de dólares de presunta ayuda contra las fuerzas de Maduro fracasó igualmente cuando Max Blumenthal y varios reporteros locales expusieron la responsabilidad de la oposición. Un concierto chapucero de la franquicia Live Aid que se dio en la ciudad fronteriza de Cúcuta, en Colombia, patrocinado por el oligarca neoliberal Richard Branson, fue igual de poco exitoso, con muchas de las ganancias saqueadas por figuras de la oposición. Una encuesta reveló que menos de 1% de los asistentes al concierto se quedaron para ayudar luego del concierto recargado de estrellas.

Mientras tanto, medios alineados con la oposición revelaron que los compinches de Guaidó habían desviado sumas de dinero enormes que habían sido prometidas para los soldados venezolanos que desertaran a Colombia y se unieran a la rebelión anti-Maduro. Al final, los soldados tránsfugas fueron abandonado, sin un centavo en Cúcuta mientras que secuaces de alto rango de Guaidó se volaron su parte de ayuda humanitaria en prostitutas y hoteles ostentosos.
Dos de los aspirantes a putschistas, Freddy Superlano y su primo, Carlos José Salinas, fueron encontrados inconscientes en una habitación de hotel luego de haber sido drogados y robados por dos prostitutas que al parecer fueron pagadas con dinero que se suponía era para venezolanos desamparados. Por su lado, Guaidó fue fotografiado días antes de la maniobra de publicidad humanitaria en el lado colombiano de la frontera con jefes de alto nivel del notorio cartel de Los Rastrojos, quienes según consta lo contrabandearon a Colombia.
Tras el fracaso de la intervención humanitaria, y con las opciones para derrocar a Maduro menguando, la administración Trump tomó una medida extraordinaria, claramente diseñada para incentivar tramas golpistas privadas. El 26 de marzo de 2019 el Departamento de Justicia ofreció una recompensa de 15 millones de dólares con información que condujera a la captura de Maduro.En esos tiempos, Goudreau exploraba una invasión a Venezuela para cobrar la recompensa y convertirse en una superestrella mercenaria.
Luego de tiempo de servicio en Irak y Afganistán, donde se ganó distinciones de sus operadores de fuerzas especiales por sus habilidades en inteligencia humana, Goudreau salió para trabajar en el campo de la seguridad privada. Trabajó al menos en un mitin de la campaña de Trump, con una foto posteada por la cuenta Instagram de su firma mostrándolo dentro del dispositivo de seguridad del presidente en Charlotte, Carolina del Norte, en 2018.
Fue por esos días en los que Goudreau dijo que le presentaron a Keith Schiller, un jefe de seguridad de larga data de Donald Trump y el rostro de varios de los emprendimientos de la familia del presidente en el exterior. A inicios de 2019, Schiller fue uno de un grupo de asociados de Trump, abogados del Washington oficial, e industrialistas hambrientos de recursos, que se aliaron para buscar contratos lucrativos en una fantasiosa Venezuela post-Maduro.
Operando bajo el nombre “Global Governments”, un grupo oscuro rápidamente buscaría dejar su marca en Venezuela, aunque no de la forma en que pretendían sus fundadores.

Keith Schiller se sienta a la izquierda de Jared Kushner durante un viaje a Irak en 2017.
Monetizando el cambio de régimen
En una entrevista con Max Blumenthal para The Grayzone, Goudreau dijo que el equipo de Global Governments (GG) tenía un grupo de motivos sencillos: “Querían contratos. Querían una forma de monetizar lo que vendría después en una Venezuela libre de Maduro”. Aparte de Schiller, aquellos mencionados en los documentos internos como miembros del “Equipo” incluyen a:

Un prospecto de Gobiernos Globales contiene biografías de sus asociados de alto perfil.
GG estableció a su primer y único cliente a inicios de 2019 cuando Sainz contactó a Morris, el famoso consultor republicano, para promocionarle los planes de la compañía para amontonar contratos lucrativos luego del derrocamiento.
Según Sainz, Morris contactó a su cuñado, Chris Larsen, que dirigía una constructora internacional llamada Halmar, y expresó mucho interés en el proyecto. Comenzando febrero de 2019, Larsen llegó a la oficina de GG en Washington para discutir la ruta a seguir con Kraft, Sainz y Germán Chica. Dick Morris también estaba a la mano para la reunión. Al parecer, a Larsen le gustó lo que escuchó porque, según Sainz, se convirtió en el primer y único cliente con el que firmó GG para su fiebre del oro post-Maduro.
El barón de la construcción de Nueva Jersey envió un anticipo de 16 mil millones de dólares a Global Governments, prometiendo seis más en los próximos seis meses. Luego de gastar cerca de 100 mil dólares, no obstante, Larsen se salió del proyecto, cuando parecía que no iba rápido a ninguna parte. Según un documento del FBI, “Sainz dijo que habían pasado varios meses y que ellos no habían hecho nada por Larsen, quien entendió el porqué y quiso retirarse. Cuando llegó el cheque de Larsen fue cobrado y dividido entre el equipo de GG”.
Aunque GG luchó por despegar, Sainz le contó al FBI que estaba claro que la firma estaba preparando una operación de corte militar en Venezuela, una percepción que Goudreau confirma que era ampliamente compartida. “En la primera reunión que tuvimos, todos nosotros junto a GG, siempre supimos que yo iba a dar un golpe militar, dijo Goudreau.
“Actúen ahora, agarren compañías, cobren”
“Todo comenzó en una reunión del University Club de Washington el 19 de marzo de 2019”. Así es como Lester Toledo, el autodenominado director de ayuda humanitaria de Juan Guaidó, describió su primera reunión con gente asociada a Trump y los principales de GG en el University Club, un lujoso club solo para miembros en el centro de la capital. Juntos, el combo de golpistas curiosos tuvieron una tormenta de ideas para una ruta a seguir luego de que un mes antes Guaidó pifiara con la maniobra humanitaria. A la mano para la recepción inicial estaban Sainz, Schiller, Lucas, Kraft y representantes de la naviera danesa Maersk, que esperaban que s ele diera el manejo logístico para futuras operaciones de asistencia. “En esa reunión no se discutió nada de acción militar”, Toledo le declaró al FBI.
Dos semanas después, Toledo dijo que recibió un texto de Schiller buscando presentar a Goudreau como el líder potencial del equipo que le proveería la seguridad a los envíos de ayuda humanitaria a Venezuela. En una entrevista con el FBI dos años después, Schiller hizo eco de la versión de Toledo, insistiendo en que nunca se suponía que Goudreau dirigiera una invasión militar privada.
A continuación, Goudreau y Schiller se dirigieron a comienzos de abril a Boca Ratón, Florida, para discutir sus planes emergentes con Toledo. Durante aquella discusión, Schiller se preguntaba cómo la supuesta ayuda humanitaria pudiera asegurarse de Maduro ser derrocado a la fuerza. “Sería un desastre”, el hombre de la seguridad de Trump advirtió. Luego, en un correo del 16 de abril de 2019, Schiller organizó una llamada para presentarle al director de asuntos corporativos de GG a Goudreau.
Mientras que GG se iban acercando cada vez más al círculo cerrado de Guaidó, uno de sus asesores, el ex funcionario del Departamento de Estado llamado Néstor Sainz, se enteró de un plan decisivo de la oposición para incitar un alzamiento militar contra Maduro y tomar el poder por la fuerza. Durante una entrevista de amplio espectro con el FBI, Sainz dijo que fue informado de un golpe militar al menos un año antes de su ejecución, habiendo sido alertado por un confidente cercano de Guaidó llamado Pedro Paúl Betancourt.
Según Sainz, el socio de Guaidó mercadeaba el putsch por venir como una oportunidad para que los potenciales apoyos estadounidenses para que “actúen ahora, agarren empresas, cobren”. En esa entrevista, Sainz insistió en que él apenas buscó ayudar a presentarle compañías energéticas a Venezuela, así como a constructoras que pudieran reconstruir la infraestructura dañada del país. Los afiliados de GG replicaron esta línea, alegando que ellos tan solo estaban interesados en los esfuerzos humanitarios y las oportunidades de negocios bajo un gobierno venezolano proestadounidense y amistoso al mercado.
Sin embargo, documentos recientemente revelados y declaraciones de testigos demuestran que en esas reuniones discutieron frecuentemente acciones militares contra Maduro. El 13 de abril de 2019, Kraft disparó un correo electrónico a Sainz, Schiller, Lucas y otros afiliados de GG donde declaraba: “Ahora hay pocos, si es que hay, que creen que Venezuela tendrá un cambio de gobierno sin algún grado de acción militar.
Las puertas se cierran alrededor de Maduro y hay acciones en curso para asegurar su caída y su remoción”.
Kraft manifestó que la oposición venezolana le había solicitado una propuesta para allanar el camino para esta “acción militar” organizando suministros y activos alrededor de las fronteras del país: “La solicitud de Guaidó es por una propuesta con tiempo para movilizar, previo trabajo en ese sentido, seguido de un borrador de los servicios principales… Creo que Curasao es la mejor ubicación para tener como base, ya que VE ahora tiene 17 de ellas en la línea fronteriza con Colombia.
Con la armada inhabilitada, es una aproximación más segura desde Curasao y podemos desviar a Colombia para aterrizar con facilidad”.
Kraft parecía sugerir el haber obtenido financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aunque señalaba que solamente les pagaría a mercenarios si estos fuesen falsamente clasificados como personal de salud y prevención.
“Por favor tomen en cuenta que el BID no pagaría o aprobaría un pago para beligerantes o seguridad. Necesitarían ser reservados y facturados como algo así como personal de salud, seguridad y medio ambiente (HSE)”, escribió el financista.

El golpe por venir dependía de defecciones masivas de los líderes del ejército, y debía culminar con la toma del Palacio de Miraflores. Sin embargo, cuando Guaidó ejecutó el plan el 30 de abril de 2019, resultó en una catástrofe política aún mayor para la oposición que la maniobra de ayuda humanitaria de hacía unos meses.
El ejército se mantuvo sólidamente con Maduro, dejando a los hombres de Guaidó aislados y rebasados en las calles de Caracas. Todos fueron arrestados o se escondieron en embajadas. Mientras que el ejército lidiaba con los residuos de la operación, una foto circuló en los medios internacionales enseñando al wannabe presidencial con la mirada desolada, abandonado por sus simpatizantes y aislado en una salida de la autopista en Caracas junto a su mentor, Leopoldo López.
El fracaso demostró ser el golpe de gracia de Guaidó, provocando una serie de maniobras política estrambóticas y humillaciones públicas antes de que su carrera en Venezuela finalmente quedara en la nada. Se fugó a Miami en 2021, donde ahora tiene una cátedra simbólica en el Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Universidad Internacional de Florida, un cargo especialmente reservado para otros colegas políticos venidos a menos en la derecha latinoamericana.
Horas después del fallido alzamiento del 30 de abril, el para entonces secretario de Estado Mike Pompeo intentó restituir la moral de los aspirantes a golpistas, declarando en una entrevista en Fox Business que Trump seguía abierto a la acción militar contra el gobierno de Maduro: “El presidente ha sido muy claro e increíblemente consistente: la acción militar es posible. Si eso es lo que se requiere, entonces eso será lo que hará Estados Unidos”.
En este punto, Goudreau se movió al centro de la escena cuando GG buscó medios alternativos para derrocar al presidente. Para ayuda sobre el terreno, se acercaron a un par de figuras de la oposición que decían ser agentes de la CIA.

Se ve a Jorge Betancourt (izquierda) caminando junto a su antiguo jefe Leopoldo López (derecha) después de aterrizar en Cúcuta, Colombia, en 2020. Acababan de salir de un avión propiedad de una empresa con sede en Florida que previamente había vendido un avión a un colombiano que fue arrestado en Honduras por transportar 500 kilogramos de cocaína.
Presentando a “Beavis y Butt-head”, y su “responsable en la CIA
”El 3 de mayo, Nestor Sainz le pidió a Goudreau que se presentara junto a su compañía de seguridad privada, Silvercorp USA (radicada en Florida), al resto del equipo de GG. En un correo a Sainz y Schiller dos días después, Goudreau adelantó sus presuntas “opciones pacíficas” para el cambio de régimen, que no implicaban ni “involucramiento militar extranjero ni participación de contratistas de seguridad”. Contrastó sus propios planes con la “opción del ejército estadounidense por la conversión del poder”. Pero habiéndolo “usado personalmente en partes del Medio Oriente”, Goudreau reconoció que una intervención del ejército estadounidense en Venezuela “tiene el potencial de costar muchas vidas civiles” y “también pudiera arrojar al país a una guerra civil”.

Ya en este punto, Goudreau se había vuelto una presencia recurrente en las discusiones con GG y los contactos de la organización en los círculos de la oposición venezolana.
Las versiones de las interacciones difieren, pero los detalles que Sainz le describió al FBI, en gran medida, se alinean con las declaraciones de Goudreau. A través de Sainz, un par de activistas de oposición con vínculos cercanos al gobierno estadounidense y supuestas conexiones con la CIA se le presentaron a Goudreau y GG. Ellos eran Lester Toledo, el director de asistencia humanitaria de Guaidó y Jorge Betancourt Silva, un operador que Toledo se lo describió al FBI como “la mano derecha” del mentor de Guaidó, Leopoldo López. Goudreau caracterizó a Betancourt para The Grayzone como una suerte de fantasma, “no podrán encontrar su nombre en noticias en ninguna parte.
Está bien protegido”. Y, en efecto, es casi imposible reunir información o incluso la mera mención de Betancourt a través de una vulgar búsqueda en Google. No obstante, unos cuantos blogs venezolanos y entrevistas con el FBI lo revelan como el antiguo guardaespaldas de Leopoldo López con una inclinación al comportamiento de mal gusto.
Criado en el pequeño poblado de montaña de Caripe, es probable que haya sido presentado ante la facción opositora por Carlos Vecchio, un abogado del mismo pueblo que representó a la ExxonMobil antes de ser designado como “embajador” de Guaidó en los Estados Unidos. Aunque no parecen tener vínculos familiares, diversos posts en redes sociales de Leopoldo López hablan de Betancourt como su “hermano”. En fotos tomadas por López durante un viaje a Cúcuta en 2020, se ve a Betancourt actuando como su guardaespaldas personal.
El resto de su familia está involucrada similarmente en la actividad política de la oposición venezolana. Cuando el grupo buscó negociaciones con el gobierno venezolano en México en 2021, fue representado por la cuñada de Betancourt, Claudia Nikken.
Toledo ayudó a López a fundar el partido Voluntad Popular (con financiamiento estadounidense), lanzando una revolución de colores violenta en 2014, levantando barricadas armadas conocidas como guarimbas en todo el país. Por su lado, Toledo lideró a las fuerzas de choque de la oposición en el estado Zulia, donde había sido legislador. Cuando el gobierno venezolano buscó arrestarlo por su papel en el caos, huyó a España y luego se reubicó en el sur de la Florida para organizar nuevos intentos de desestabilización con asistencia de Washington.
En febrero de 2019, Toledo viajó a Cúcuta para representar a Guaidó durante el fallido “concierto de ayuda humanitaria”. Además de su trabajo con la oposición, desde 2019 Toledo ha prestado servicios como asesor del presidente salvadoreño Nayib Bukele, el autodescrito “dictador más cool del mundo mundial” que le ha dado espacio a la administración Trump en su notoria prisión de máxima seguridad, el CECOT, y ha abusado agresivamente de los migrantes venezolanos.

Las fotos publicadas en el perfil de Instagram de Toledo lo muestran del brazo con el gobernante de puño de hierro de El Salvador.
En 2024, Toledo comenzó a asistir al contendiente presidencial colombiano Uribe Turbay con lo que el portal de derecha Infobae describió como un esfuerzo por reemplazar al actual gobierno de izquierda en Bogotá por uno “que esté aliado con la oposición venezolana y facilite la partida de Maduro del poder” en 2026. Gustavo Petro, el presidente colombiano de izquierda, ahora está en el centro de la mira de Trump, siendo el objeto de sanciones y un torrente de invectiva en escalada de parte del presidente estadounidense.
Pero en su entrevista de agosto de 2020, Toledo se presentó a sí mismo como un humilde “director de ayuda humanitaria” mientras se distanciaba de los complots militares contra el gobierno venezolano. Sainz, no obstante, pintó un retrato decididamente diferente del par, contándole a la CIA que los intereses de Betancourt iban mucho más allá del trabajo humanitario.
El antiguo funcionario del Departamento de Estado declaró a los investigadores federales que los dos venezolanos también estaban involucrados en la orquestación de cortes de energía a gran escala, conflicto social y un golpe militar contra Maduro. Sainz le dijo al FBI que fue en la reunión del 11 de mayo de 2019 en una oficina de alquiler de WeWork en Miami cuando se dio cuenta de que los miembros de la oposición “no solo estaban interesados en ayuda humanitaria sino en derrocar a Maduro”.
En la versión de Sainz, a los participantes -incluyendo a Kraft, Schiller, Goudreau, Bonaventura, Betancourt y otros- se les instruyó a dejar sus teléfonos fuera de la sala. Al serle informado que Betancourt y Toledo “estaban organizando apagones, disturbios y una operación militar para derrocar a Maduro” desde una oficina en Colombia, “Goudreau levantó su mano y dijo que podía ayudarlos con eso”. Sainz caracterizó esto como el momento en el que se dio cuenta de que Betancourt y Toledo “estaban involucrados en actividades de desestabilización en Venezuela”.
Durante esa reunión, dijo Sainz, Betancourt afirmó tener contactos con la CIA. Uno de esos era probablemente Juan Cruz, un operador de inteligencia de larga data que Goudreau describió como el “monitor” de Toledo y Betancourt. En 2017, Univisión reveló que Cruz había servido como el jefe de estación de la CIA en Colombia antes de pasar a ser el jefe de la división para América Latina de la agencia.

El par de operadores de la oposición que de primero se vincularon con el equipo de GG durante la reunión en el University Club en Washington en marzo de 2019. Y fue ahí en donde ellos comenzaron su discurso de ventas a Kraft, el hombre del dinero, para que financiase su operación por un valor de cientos de millones de dólares.
La versión de las interacciones del multimillonario de sus interacciones con Toledo y Betancourt fuero definitivamente poco halagadora. Estaba tan ansioso de dársela al FBI, de hecho, que rechazó el consejo de su abogado de no hablar con oficiales de la ley federales. “Kraft dijo que se refería a Jorge y Toledo como Beavis y Butt-head” y “los describió como niños, sin clase, gracia o intelecto”, mencionó el FBI.
Kraft supuestamente dijo que “no sabía por qué aparecieron pidiendo cientos de millones de dólares sin plan alguno” pero que fueron “enviados por Guaidó y estaban registrados como representantes del nuevo gobierno venezolano”. Los dos hombres presuntamente le dijeron a Kraft que podían transportar contenedores a Venezuela, pero a casi cuatro veces el costo que él anticipaba.
“Kraft no creía que el precio tenía sentido y asumió que estaban quedándose con la mejor parte”, manifiesta el archivo del FBI.Esta caracterización fue corroborada por Goudreau, quien le dijo a Kraft que había sido timado por el par por casi 30 mil dólares, despilfarrando el dinero en hoteles de lujos, alcohol costoso y prostitutas.
Cuando “Goudreau llamó a Kraft para contarle que Toledo y Jorge habían agotado su tarjeta de crédito”, dice la entrevista con el FBI, “Goudreau dijo que estaban gastando dinero en prostitutas, botellas de vino de mil dólares y citas para sus novias para hacerse las uñas”. En la versión de Kraft, nunca quiso participar en acciones militares, viendo el papel de GG como meramente el de proteger envíos de ayuda humanitaria.
La entrevista del FBI señala que “se le dijo a Kraft que podía conseguir recursos para el pueblo de Venezuela cuando entrase la oposición, Kraft sería el principal contratista en Venezuela”. Pero de haber ido al país para extraer riquezas, él sería el primero en lidiar con los tahúres locales que daban su línea directa para el posible gobernante de la Venezuela post-Maduro. Desde el principio, escribió el FBI, “Kraft tenía preocupaciones sobre la cultura venezolana”; específicamente, “dijo que si los venezolanos ven algo se lo roban”.
Para ilustrar su punto, Kraft señaló a una pareja que jugaba en equipo a la que señaló de haberse embolsillado alrededor de 200 mil dólares del concierto humanitario patrocinado por Richard Branson en Cúcuta, en febrero de 2019.

Propuestas de bioterrorismo, bandera falsa y operaciones psicológicas mientras se va la luz
Mientras escalaba su demostración de fuerza militar contra Venezuela en octubre de 2025, el presidente Donald Trump anunció que había autorizado a la CIA a llevar a cabo actividades “letales” dentro de Venezuela. No obstante, luego de trabajar de forma cercana y por un periodo prolongado con la oposición apoyada por Estados Unidos, Goudreau supo que la inteligencia estadounidense había estado saboteando infraestructura venezolana por años. Ahora alega que Maduro tenía razón cuando culpaba a sus oponentes “cada vez que la luz se iba en Venezuela”.
Goudreau destacó una firma oscura de relaciones públicas llamada The Rendon Group como un intermediario clave de la CIA para interferir en Venezuela. Fundada por el antiguo operador del Partido Demócrata llamado John Rendon, la organización es conocida mejor por tomar millones de dólares de la CIA en los años 90 para “crear las condiciones de la salida de Saddam Hussein en el poder”.
En un perfil de 2004 para la revista Rolling Stone, Rendon se ufanaba ante el periodista James Bamford que “remontándose hasta Panamá, hemos estado involucrados en todas las guerras” salvo Somalia. El Rendon Group “ha estado realizando ataques a la infraestructura, o ayudando a facilitarlos, en Venezuela, desde hace algo así como una década”, le dijo Goudreau a The Grayzone. “Todos estos son proyectos TS/SCI (Top Secret/Sensitive Compartmented Information – información sensible compartimentada) que la CIA supervisa a través de empresas privadas”. Según Bamford, documentos del Pentágono revelaron que el Rendon Group estaba autorizado para “investigar y analizar información clasificada a nivel de Top Secret/SCI/SI/TK/G/HCS”, una combinación “extraordinaria” de acrónimos que “indican que Rendon disfruta de acceso a la información más secreta de las tres formas de recolección de inteligencia: escuchas, imágenes satelitales y espías humanos”. Goudreau confirmó que la prolongada campaña de sabotaje de la CIA también se extendía al sector de la producción petrolera venezolana. Señaló a una explosión letal de 2012 en la mayor refinería del país que dejó cerca de 50 personas muertas.
Fue “un ataque grande, que mató a varios venezolanos”, declaró Goudreau. “Este ataque fue llevado a cabo por la inteligencia estadounidense en colaboración con saboteadores de la oposición venezolana”. También entre el material descubierto que se le suministró a Goudreau había un email enviado por un representante de una organización que se llamaba Virtual Democracy, con un adjunto describiendo propuestas para crear “las condiciones de ingobernabilidad” en Venezuela para derrocar al gobierno de Maduro.
El email fue enviado a Drew Horn asistente de alto nivel del vicepresidente Mike Pence, el 8 de diciembre de 2019, por un ex jefe antinarcóticos venezolano llamado Johan Obdola. A pesar de cargar su nombre y firma, la propuesta fue presentada como el trabajo de un grupo de seis personas incluyendo al contralmirante retirado Molina Tamayo, un oficial de una unidad elite que jugó un papel destacado en el golpe contra Chávez en 2002.
El encabezado del documento demuestra que la exposición de venta fue dirigida directamente a Pence. Escrito en un inglés no-nativo y repleto de errores gramaticales, el documento contenía una colección de propuestas de ataques terroristas en toda Venezuela, incluyendo operaciones de bandera falsa, esparcir “hepatitis (A, B y C), influenza, sarampión” en los lockers de los country club de Caracas frecuentados por funcionarios del gobierno, así como financiar una insurgencia al expropiar “sustancias narcóticas”.

La propuesta exigía el entrenamiento de 400 a 500 combatientes en Camp Moyock, Carolina del Norte, instalaciones de entrenamiento operadas por la compañía militar privada Academi, anteriormente conocida como Blackwater. El campo era propiedad de Erik Prince, el heredero de derecha y socio de Trump que juró liderar una invasión militar de Venezuela para derrocar a Maduro.
Goudreau descartó ese plan como virtualmente imposible, comentándole a The Grayzone que “500 hombres versus una concentración de, digamos, 50 mil soldados que tienen el control de la ciudad y un apoyo aéreo bastante decente con sus sukhois, contra los helicópteros de Erik Prince… No sé si eso llegaría a rayar la pintura”.
En una entrevista con The Grayzone, Obdola negó cualquier conocimiento de las propuestas más alarmantes del documento, alegando que el documento fue “manipulado” por uno o más de las figuras que firmaron. Confirmó que la firma digital en el documento era la suya, pero manifestó sorpresa de que el documento haya sido enviado a Drew Horn, aunque el mensaje se originó desde el correo personal de Obdola.
Obdola ha estado involucrado en esfuerzos anteriores por imponer un supuesto gobierno transicional en Venezuela, pero desde entonces rompió lazos con el equipo de Guaidó, a quienes zahirió como “zamuros”, afirmando el gobierno estadounidense les asignó enormes sumas de dinero, pero terminaron “robándose todo”.
Mientras que la oposición venezolana no habrá implementado las propuestas de terrorismo a escala nacional de Digital Democracy, la inteligencia estadounidense continuó librando ataques de sabotaje dentro del país con la vana esperanza de inspirar una rebelión contra Maduro.
Alrededor de las 5 pm del 7 de marzo de 2019, Venezuela experimentó el apagón más severo de su historia luego de una supuesta falla en la estación hidroeléctrica Simón Bolívar. Asentada al borde del enorme reservorio del Guri, la planta provee casi tres cuartas partes del suministro eléctrico de la nación.
En cuestión de minutos, el para entonces senador Marco Rubo se fue a las redes sociales a celebrar. “18 de 23 estados y el Distrito capital enfrentan actualmente un apagón completo. El principal aeropuerto también sin electricidad y los generadores de respaldo fallaron”, escribió Rubio. No quedaba claro para ese momento tuviese un acceso a información tan detallada sobre la red eléctrica de Venezuela, en especial dado que Caracas todavía no había emitido un comunicado.
Mientras Venezuela se sumergía en la oscuridad, el secretario de Estado Pompeo se sumó a las celebraciones. “Sin comida. Sin medicinas. Ahora, sin electricidad. Próximamente, sin Maduro” exclamó. Para no quedarse atrás, Juan Guaidó escribió en Twitter: “la luz regresará cuando cese la usurpación”.
Otros actos de sabotaje fueron detallados en un artículo de 2024 de la revista Wired en el que se reveló que en 2019 la CIA ejecutó un ciberataque al sistema de pago de nómina responsable por desembolsar los salarios de los soldados venezolanos, citando a cuatro miembros de la administración Trump y a funcionarios de Langley. Mientras que los ataques encubiertos irritaban al gobierno venezolano, fracasaron en producir un cambio sobre el terreno. Y, mientras tanto, el plan de Goudreau continuaba cobrando forma.
Reuniones planeadas con John Bolton y Elliot Abrams
Según Sainz, el ex funcionario del Departamento de Estado, para cuando GG se había reunido con Betancourt el 11 de mayo de 2019, todos los presentes sabían que Goudreau estaba preparando una operación militar en Venezuela.
En esa reunión, Sainz dio que Schiller explícitamente le instruyó de que cualquier detalle para la Casa Blanca tenía que pasar por él. Sainz también dijo que Kraft prometió comunicarse con sus contactos en el Departamento de Estado, así como con John Bolton -para ese momento consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca- y Elliot Abrams, el también para entonces representante especial de los Estados Unidos para Venezuela. Tanto Bolton como Abrams son parte del inmobiliario cuando la Casa Blanca está bajo control republicano, y han pasado décadas intentando derrocar a gobiernos con orientaciones independientes en todo el planeta. Mientras servía como subsecretario para control de armas de George W. Bush, Bolton ayudó a fabricar evidencias de que Irak estaba buscando “concentrado amarillo” de uranio de Níger.
Como director del Consejo de Seguridad Nacional, Bolton estaba obsesionado con derrocar gobiernos de Teherán a Caracas. Nicolás Maduro hizo personalmente responsable a Bolton del fallido intento de asesinarlo con drones explosivos durante una parada militar en 2018, diciéndole a Max Blumenthal en una entrevista un año después: “John Bolton trató de asesinarme”. En una entrevista con CNN en 2002, Bolton se describió a sí mismo como “alguien que ha ayudado a planificar golpes de Estado; no aquí sino, usted sabe, en otros lugares”.
Abrams, por su lado, había sido condenado por mentirle al Congreso sobre su papel en el Irán-Contra, habiendo encontrado una variedad de métodos creativos para canalizar dinero a los escuadrones de la muerte en Centroamérica luego de que el legislativo estadounidense se lo prohibiera a la administración Reagan.
El operador neoconservador luego fue identificado como el oficial de la administración Bush que le dio luz verde al golpe contra Hugo Chávez en 2002. Según declaraciones de Sainz al FBI, Kraft mencionó que Craig Faller, el jefe del Comando Sur de ese tiempo había exigido un nivel de “transparencia” en la operación.
Tomadas en su conjunto, estas declaraciones emitidas por funcionarios de alto nivel le dieron a Sainz la razón para creer que Kraft estaba comunicándose con el gobierno y dijo que esto le hacía sentir como una “validación dada para su operación”.
Por separado, Goudreau le dijo a The Grayzone que Betancourt también ha tenido reuniones tanto con Abrams como Pompeo. “Fue extraño que Betancourt tuviese reuniones con Abrams y Pompeo”, le comentó el ex boina verde a The Grayzone. “Betancourt era un bufón consumado”.

Jorge Betancourt golpea una piedra que representa al presidente venezolano desde un balcón de Bogotá mientras Lester Toledo y un hombre no identificado observan.
Los “próximos pasos” para “recapturar el país”
El 14 de mayo de 2019, Sainz le envió un correo electrónico a Kraft, Schiller, Lucas y a otros dos afiliados a GG. Le había aconsejado a los destinatarios que no compartieran el contenido de ese email con actores externos. En el mensaje, Sainz ofreció un resumen de su encuentro más reciente con Betancourt.
A la reunión también atendió su hermano, Pedro Paúl Betancourt, un aspirante a consultor político que en algún momento fue empleado en Voluntad Popular; Héctor Di Bonaventura, a quien Sainz describió como “la mano derecha de Toledo en Miami”; y Daniel Echenagucia, un ítalo-venezolano que fue arrestado en Venezuela en 2024 y acusado de conspiración, asociación para delinquir, terrorismo, financiamiento al terrorismo y traición a la patria. Sainz le dijo a los líderes de GG que la reunión comenzó con un resumen de la situación sobre el terreno” en Venezuela proveído por Betancourt, a quien Sainz describió como “la principal voz detrás de Leopoldo López”.
El sumario de Betancourt contenía segmentos no solo sobre “ayuda humanitaria y derechos humanos”, sino temas mucho más peligrosos incluyendo “estrategia de rebelión” y “apoyo militar”. Al final, a Betancourt se le dio la responsabilidad de coordinar todos los asuntos asociados con la liberación de Venezuela”, escribió Sainz.
Con “el régimen actual quebrado” e “incapaz de atender las necesidades futuras del ejército”, Sainz parafraseaba a Betancourt, la oposición había por lo tanto “tomado esta oportunidad para crear un canal de comunicaciones con las fuerzas armadas”. Como parte de este alcance militar, “la oposición creó una matriz de data de personal militar clave” en Venezuela, que incluía los “nombres completos, rango, dirección, familia extendida, etc.” de los soldados, escribió Sainz; una jugada que cualquier ejército del mundo interpretaría como hostil.
El correo electrónico, y las respuestas aprobatorias de Kraft, dejaban abundantemente claro que todo en el equipo de GG estaban al tanto de los planes de Goudreau y las principales figuras de oposición para un intento de golpe violento contra Maduro. La única disputa fue sobre quién ejecutaría el plan. Según Betancourt, había tres objetivos: primero, “crear y ejecutar una estrategia general para derrocar al régimen actual”; segundo, implementar un “plan de sostenibilidad estratégica” durante el “período de transición”; y, tercero, “recapturar al país”.
Era esta segunda fase, en la que el grupo había removido al gobierno venezolano, pero todavía no lo había reemplazado el que “mantenía sin sueño al señor Betancourt” por las noches, declaró Sainz, agregando que “él y otros estaban muy preocupados de que cuando tomen el poder no serán capaces de mantenerlo”. Para darle cuerpo a los detalles, Betancourt propuso establecer tres “grupos de trabajo” en Washington, Miami y Bogotá, escribió Sainz.
Para el grupo basado en Washington, “el señor Betancourt expresó de que Global trabajase con miembros de The Rendon Group”, escribió Sainz, refiriéndose a la firma de relaciones públicas vinculada a la CIA y que Goudreau relacionó a los sabotajes dentro de Venezuela.
El documento de Betancourt concluía con una lista de “próximos pasos”, que incluía una “videoconferencia con Leopoldo” López y una propuesta para “organizar y coordinar la visita de Jordan a Bogotá”. Como una semana después, el 20 de mayo, Sainz, Schiller, Kraft, Toledo y Betancourt se reunieron en una sala del hotel Hilton en Boca Ratón, Florida, y tuvieron la videollamada con López, el cabildero de la oposición venezolana. Sainz recordó a Schiller tomando un papel más activo en esa reunión, diciendo que la figura de la oposición venezolana que él “contaría con ellos y que ellos estaban ahí para él”.
Al ir concluyendo la discusión, Sainz también recordó a Schiller entregando bolígrafos de la Casa Blanca y monedas Challenge de su tiempo dentro de la administración Trump. Sainz le dijo al FBI que estas baratijas le dieron a los participantes la impresión de que la Casa Blanca estaba firmemente detrás del proyecto.

Betancourt y Goudreau planifican estrategias en su sede provisional en Colombia. (Foto cortesía de Jordan Goudreau)
La “estrategia de la rebelión”
Para junio, Goudreau estaba escondido en una casa a 25 minutos de Bogotá junto a Toledo y Betancourt. Dentro, según Toledo, el estadounidense había transformado el lugar en una sala de guerra hollywoodense, con mapas de Venezuela y coordenadas extendidas sobre la mesa, junto a fotografías de los principales objetivos, incluyendo a Maduro y a los ministros Jorge y Delcy Rodríguez.
Pegados en una de las paredes habían pedazos de papel con palabras claves representando los pasos que se deben tomar antes, durante y después del golpe para asegurar su éxito. La palabra clave más notoria, “narativa”, estaba mal escrita.

Pero Goudreau y Betancourt estaban en desacuerdo sobre cómo debía llevarse a cabo la operación. Una foto fechada el 2 de junio del 2020 demostrando la “estrategia de rebelión” de Betancourt estaba esbozada en un plan de batalla escrito a mano que contenía varias palabras claves de los ejecutores y sus objetivos de alto nivel dentro del gobierno venezolano. El plan presentaba una línea temporal llamando a disturbios en las cárceles, “desinformación”, una campaña de “distracción” en la región de los pemones en Venezuela, “operaciones negras” y un ataque aparente a la flota de sukhois de Venezuela. Todo de alguna manera culminaría en una “rebelión popular”.
Según Goudreau, el documento fue presentado por Betancourt, donde se presentaba a sí mismo en la cima de la cadena de mando. El ex boina verde dijo que Betancourt y Toledo planeaban pagarle a miembros de la oposición para escenificar disturbios carcelarios para generar inestabilidad como un paso previo al alzamiento nacional. En ese momento, la banda que tenía control sobre las prisiones de Venezuela -y por lo tanto los probables receptores del financiamiento de la oposición- era el Tren de Aragua. Desde entonces Trump ha citado esencialmente desinformación para culpar a Maduro de la “invasión” del Tren de Aragua a los Estados Unidos.

“Betancourt y Toledo no podían quitarse de la cabeza la cosa de la rebelión popular”, dijo Goudreau. “Siempre creí que eso era ridículo desde el intento de abril (de 2019). Creía muy poco en ese plan pero calmaba a Betancourt”. Continuó: “Sabía que necesitaría gente poderosa dentro del ejército.
El problema era que el ejército venezolano detestaba a Betancourt, a Toledo, a Leopoldo y a Guaidó, y no confiaban en ellos. Y con toda razón”. Goudreau agregó que Betancourt y su gente despreciaban a la dirección del ejército de forma visceral, en particular al ministro de Defensa Vladímir Padrino y al para entonces presidente de la Asamblea Constituyente Diosdado Cabello, y que estaban obsesionados con matarlos.
“Se volvieron locos cuando dije que a estos hombres se les debería permitir huir o ser capturados”, recordó. El 19 de junio de 2019 Goudreau develó su propio plan maestro para el cambio de régimen en Venezuela durante una reunión en el hotel JW Marriot en Bogotá, junto a Sainz, Toledo y Betancourt.
La reunión rápidamente se descarriló cuando los activistas venezolanos se encontraron al otro lado de la mesa con un ex oficial venezolano altamente condecorado llamado Clíver Alcalá. Mientras servía como mayor general bajo Chávez, Alcalá parecía ser leal a la Revolución Bolivariana de su país. Pero luego de la elección de Maduro, chocó con el nuevo presidente y se pasó a la oposición. Los asociados de Guaidó veían a Alcalá con profunda sospecha, no solo por su pasado chavista sino por los rumores sobre su involucramiento en el tráfico de drogas. Luego se inquietaron por que su presencia pudiera empañar su imagen entre los patrocinantes en Washington.
Toledo le dijo al FBI que estaba asombrado de ver a Alcalá involucrado, alegando que él creía que el ex general estaba implicado en el tráfico de narcóticos. Y con su historia como chavista, Toledo dijo que reunirse con él era como verse “cara a cara con el enemigo”. Goudreau, sin embargo, afirmó que fue el propio Toledo el que le presentó a Alcalá en primer lugar. A Alcalá se le asignó el nombre código de “César” durante la fase de planificación de la Operación Gedeón. Se había dedicado a entrenar a desertores venezolanos que en gran medida fueron abandonados por Guaidó luego de que atendieron su llamado a deponer las armas y huir a Colombia en el medio del golpe fallido de abril de 2019.
“El general Clíver Alcalá estaba a cargo de la operación”, explicó Goudreau. “Así que yo iba a conectar con unidades del ejército venezolano que Alcalá había reunido dentro de Venezuela, e íbamos a catalizar una rebelión”. Goudreau insistió que su papel sería para transmitir el apoyo estadounidense por la conspiración para asegurar su éxito: “Necesitábamos que venezolanos dentro del país viesen la cara de un gringo para darse cuenta de que esta en realidad sí era la manera de ir hacia adelante y que se confiaba en ella: que tenía apoyo de los Estados Unidos”.
El operador de fuerzas especiales al comienzo era receloso de Alcalá, sospechando que el general todavía “era un tipo de Chávez” de corazón. Pero a lo largo del tiempo que pasaron juntos, “nunca me mintió siquiera una vez y no demostraba señales de engaño”, dijo Goudreau.
Al final, el veterano boina verde concluyó que Alcalá sería un aliado útil, puesto que sus credenciales militares podían ayudar a traer a otras fuerzas venezolanas a su lado durante el golpe que se estaba planeando. Goudreau también creía que Alcalá podía ayudar a representar los intereses de facciones más moderadas de la oposición a los que no les gustaba Guaidó.

Jordan Goudreau con Cliver “Cesar” Alcalá en Colombia, 2019.
Junto a Alcalá, Goudreau diseñó un plan para que varios veteranos de las fuerzas especiales entrenaran a un puñado de desertores venezolanos que había quedado exiliados en Colombia desde el golpe fallido de 2019. Cuando llegó el momento de actuar, Goudreu sostuvo que su equipo se infiltraría en Venezuela y se conectaría con unidades de las fuerzas armadas venezolanas que se suponían preparadas para volteársele a Maduro. Toledo le dijo al FBI que él consideraba todo aquello “una misión suicida”.
Goudreau niega las sugerencias de que buscaba capturar o matar al presidente venezolano en funciones, diciendo que tan solo hubiese necesitado distraer a Maduro y mantenerlo huyendo el tiempo suficiente para instalar una junta de oposición.
Goudreau cayó en cuenta de que muchas de las figuras de oposición estaban en contra de permitirle a Alcalá tener un rol importante en esa Venezuela post-Maduro, grupo sobre el que el operador de fuerzas especiales incluía a Betancourt y Toledo. Dijo que sus sospechas se confirmaron luego de que en secreto organizó grabar una conversación con estos últimos durante la reunión de junio en el Marriot de Bogotá.
La persona que condujo la grabación encubierta era un ex comandante de la Guardia Nacional, Arturo José Gómez Morante, a quien el gobierno venezolano acusó de varias operaciones de secuestro este año.
En la grabación, Betancourt y Toledo abiertamente denigran a Alcalá y discuten su deseo de reducir el papel del general en la operación. Continuaron discutiendo su disposición a rehabilitarlo y ayudar a quitarle las sanciones a algunos de los líderes venezolanos prominentes que trabajasen para derrocar a Maduro, pero no a Alcalá.
A Toledo también se le puede escuchar reconociendo que había viajado a Colombia a discutir el plan con el expresidente rabiosamente de derecha y pro estadounidense Álvaro Uribe, quien supuestamente lo aprobó. Describió “como el hombre que está organizando todo esto” al para entonces embajador de Colombia ante los Estados Unidos, Francisco Santos Calderón (también conocido como “Pacho Santos”. En los comentarios, Toledo dice que Santos buscó usar a la milicia de desertores venezolanos para que lanzasen un ataque a las guerrillas de izquierda conocidas como el ELN, o Ejército de Liberación Nacional.
“Fui a conversar con el embajador Pacho Santos que, en mi opinión, es el que tiene las bolas más grandes en esta mierda; está loco,” dijo Toledo. Recordando que el político colombiano “propuso lo que llamó un plan por etapas” en el que los opositores venezolanos “buscarían a 38 tipos, irían para allá, le dan una paliza a esos hijos de puta del ELN y se retirasen”.
“Por fin se ahombran, hermano”, agregó. Según Toledo, Santos le dijo que tenía “una sola petición del gobierno de Uribe: que en cierto punto comencemos a coordinar entre la gente de la CIA y la gente de aquí”.
“Y hay una sola persona para eso: Juan Cruz, que es un tipo muy habilidoso”, dijo Toledo, refiriéndose al ex jefe de operaciones de la CIA en América Latina. “¿Por qué confían tanto en Juan Cruz? Confían en él porque fue el jefe de la CIA aquí”.
Toledo insistió en que nunca había conocido a Cruz antes de eso, hasta que el embajador colombiano se lo presentó. Aún así, debido al papel de liderazgo de Cruz en Langley, “confiamos en él, ni siquiera en Trump, sino en él”.
Cuando Arturo Morante, el hombre que estaba grabando, comentó que esto significa que “la CIA tiene que saber” sobre los planes en Venezuela, Toledo confirmó: “por supuesto”.
Toledo llegó a decir que una vez que la CIA y el gobierno colombiano se hayan comprometido en apoyar el plan, “Yo pongo la música, traigo las armas, hago toda la cosa”. Sin embargo, dijo, seguía habiendo un problema: “Un problema cuyo nombre empieza y termina con César”, usando el nombre código de Alcalá.
Según Toledo, Leopoldo López le había presentado una lista de 22 nombres cuya inclusión en cualquier operación pudiera ser considerado violar una “línea roja”. Toledo recordó a López diciendo sin rodeos que “estamos dispuestos a respaldar lo que sea de quien sea excepto de estos 22”, y “el primero era César”.
Posteriormente Toledo le dijo al FBI que cuando supo que había sido grabado en secreto, concluyó que, basado en esto, Morante estaba comprometido. Pero incluso con el disenso creciendo dentro de su círculo de contactos venezolanos, Goudreau siguió adelante con su operación.
Un contrato para “capturar/detener/remover”
De Vuelta en Estados Unidos, la CIA no era el único grupo que presuntamente había dado su bendición a la operación. Según el testimonio de Sainz ante el FBI, Kraft alegó haberse reunido en persona con el presidente Trump luego de un mitin de campaña en Carolina del Norte en el verano de 2019. Durante la conversación, dijo que discutieron cómo arreglar lo de las armas y el financiamiento para el proyecto.
Por su lado, Goudreau manifestó que Kraft le dijo que se había reunido con el vicepresidente Mike Pence en un evento ese verano, y que le informó al segundo de Trump del estatus del proyecto venezolano. Pero aunque continuó haciendo las rondas en la Casa Blanca, el hombre de negocios no llegó a darle a Goudreau los fondos que necesitaba.
En los meses consiguientes, Goudreau dijo que inicialmente creía que sus contactos en Global Governments (GG) y Kraft en particular, pudieran compensarlo por el trabajo realizado por su equipo. Pero para el verano de 2019, sus gastos se amontonaban, y GG seguía sin reembolsarle.
En el resumen de su entrevista con el FBI, Toledo dijo que cortó todo contacto con el boina verde luego de una reunión volátil que terminó con una discusión feroz. En la versión de Toledo, Goudreau exigió el pago por su trabajo en el proyecto. Cuando se negó, dijo que Goudreau ofreció enseñarle las armas que tenía en la maleta de su vehículo estacionado afuera, a lo que, según dice, le dijo a Goudreau “que se fuera” de su oficina y que “no volviera más”. Toledo ahora sostiene que después de eso le informó a los cinco miembros de mayor nivel de la oposición sobre esa interacción, advirtiéndoles que “el desbocado” Goudreau “estaba loco”.
Pero aunque Kraft había demostrado ser un financista poco confiable y Toledo lo echó, Goudreau no había agotado todas sus opciones. En el verano de 2019, Goudreau dijo que otros asociados venezolanos lo conectaron con Juan José “JJ” Rendón, una adinerada celebridad de Ted Talks y consultor de políticos latinoamericanos pro Estados Unidos (sin relación con The Rendon Group). Habiendo manejado exitosamente las campañas presidenciales del colombiano Álvaro Uribe, y habiendo servido como su jefe de estrategia durante su gobierno –enfrentando acusaciones de recibir pagos subrepticios de capos de la droga locales en el proceso- Rendón siguió siendo el celebro detrás de la derecha de su país.

J.J. Rendón pronuncia un discurso sobre el “neototalitarismo” en Venezuela en la conferencia TEDxMidAtlantic de 2014 en Washington, D.C.
La influencia que Rendón llegaba a la frontera venezolana, donde sirvió como un guía prestigioso de la oposición proestadounidense. Para el momento en el que Rendón se puso en contacto con Goudreau, Guaidó lo había designado como director del comité estratégico para explorar opciones para derrocar a Maduro.
En el transcurso de los meses siguientes, Goudreau y Rendón negociaron un contrato para que el primero llevara a cabo su golpe con respaldo financiero del movimiento de Guaidó. El documento autorizaba a su grupo a usar fuerza letal y detener civiles, y establecía las reglas de combate que se iban a emplear, dependiendo del nivel de “daño colateral” anticipado. Este estipulaba que Goudreau y sus colegas estadounidenses harían todo lo posible para “ocultar su identidad” para asegurar que el golpe fuese percibido como “solamente venezolano”.
Bajo los términos del acuerdo, Silvercorp USA, la empresa de Guaidó, recibiría un no reembolsable de 1.5 millones de dólares para preparar la acción.
El contrato especificaba que el objetivo de la operación era “capturar/detener/remover” a Maduro y al actual gobierno del poder, e instalar en su lugar a Guaidó. Cuando eso ocurriese, Goudreau recibiría un “bono de éxito” de 10 millones. El “total estimado del costo del proyecto” para lo operación fue de 212.9 millones de dólares. Si el golpe demostraba no ser exitoso, el documento contenía una cláusula altamente inusual que le permitía a la seudoadministración de Guaidó negar todo conocimiento de la trama.
Aún más, el contrato colocaba a Guaidó en la cima de la cadena de mando de la operación. No solo Goudreau creía que tenía el apoyo de la Casa Blanca, sino que el contrato le aseguraba que estaba actuando con la bendición “del gobierno interino”.
Sin embargo, algunos de los colaboradores más cercanos de Guaidó al parecer comenzaban a tener miedo respecto al golpe. Toledo hizo referencia a una reunión del 15 de octubre de 2019 en Colombia que había sido organizada por el jefe de la inteligencia colombiana de ese entonces, Rodolfo Amaya, y supuestamente incluyó a un representante de la CIA. Durante ese encuentro, Toledo dijo que los asistentes redactaron un memo valorando que el gobierno de Maduro había infiltrado la red de Goudreau.
Goudreau le dijo a The Grayzone que antes de la reunión en Colombia entre Betancourt, Amaya y el funcionario de la CIA, los líderes de la oposición estaban “empecinados en voltear Venezuela”. Pero después, “todo cambió”.
Aseguró que el oficial de la CIA que organizó la reunión era Juan Cruz.
Toledo le dijo al FBI que no estaba seguro de si Guaidó fue inmediatamente informado del memo en su contra que se originó en la reunión con Betancourt, pero sí de que Rendón continuó reuniéndose con Goudreau.
A pesar de las señales de alarma. Guaidó firmó un contrato con Goudreau exactamente un día después, el 16 de octubre de 2019.
Aunque esto no se ve en video, The Grayzone ha revisado las grabaciones de audio de la firma y concluyó que la voz del participante se asemeja con fuerza a la de Juan Guaidó. Desde ese entonces, Guaidó ha negado repetidamente el haber firmado contrato alguno con Goudreau. Ahora insiste que la firma en el contrato fue falsificada por el gobierno de Maduro, una idea que una encuesta demostró que menos de 5% de los venezolanos lo encuentran plausible. En los días posteriores, Rendón le transfirió 50 mil dólares como pago inicial del adelanto, y las partes concluyeron el acuerdo.

Una imagen del Acuerdo General de Servicios de Goudreau con la oposición venezolana lleva la firma distintiva de Juan Guaidó.
En el transcurso de las negociaciones, Goudreau mantuvo informado a GG, suministrándole a Sainz un borrador del acuerdo. Sainz le contó al FBI que le aconsejó a Goudreau que buscase asesoría legal y que compartiera los detalles del contrato con Travis Lucas, el abogado en Washington que trabajaba cerca de Mike Pompeo. En entrevistas, Goudreau le explicó que tener un contrato con Guaidó que autorizaba la operación era más importante que la compensación financiera descrita en el documento.
Aún así, actualmente Goudreau está demandando a Rendón por incumplimiento de contrato por no pagar el resto del adelanto. En un día o dos de haber firmado, Goudreau dijo que se había reunido con Lucas y otro abogado llamado George Sorial en el Trump International Hotel en Washington.
Sorial había trabajado como vicepresidente ejecutivo y jefe del consejo de cumplimiento de normativo de la Organización Trump de enero de 2007 a junio de 2019. Goudreau dijo que tres de ellos se habían encontrado para discutir su contrato con Rendón. Sainz, en su entrevista con el FBI, recordó a Goudreau hablándole sobre su reunión de octubre de ese año en el hotel de Trump con Lucas y Sorial. Sorial, sin embargo, le dijo a The Grayzone: “No tuve contacto alguno con Goudreau y ni siquiera recuerdo haberme reunido con él”. Durante este periodo, Goudreau dijo que también se cruzó con el ex jefe de seguridad de Trump, Schiller, en la Casa Blanca. Goudreau dijo que discutieron el potencial de ganancias extraordinarias por venir, y Schiller afirmó “el apoyo del jefe” a los esfuerzos del boina verde.
Registros de visitantes de la Casa Blanca que compartió el equipo legal de Goudreau demuestran que Schiller visitó a Trump en la Casa Blanca el 16 de octubre de 2019, el mismo día en el que se firmó el contrato. Hablándole al FBI, Schiller reconoció haberse reunido con Goudreau en el hotel Trump, pero insistió en que no discutió GG o su operación con el personal de la administración o con Trump.

Pero incluso, de ser cierto, su negación no compromete las afirmaciones de Goudreau de que la Casa Blanca autorizó la operación.Alrededor del momento en que el contrato se formalizó, Goudreau puso al tanto a otro veterano boina verde llamado Drew Horn luego de haber sido presentado por Lucas.
En ese tiempo, Horn estaba sirviendo como asesor político del vicepresidente Pence. Cuando fue entrevistado por el FBI en septiembre de 2021, Horn describió la reunión con Goudreau de transmitir una vibra de “de intriga y misterio”. Bajo las normas base establecidas por Lucas, recordaba Horn, se suponía que él y Goudreau se referían el uno al otro por sus nombres de pila, y Lucas le aseguró a Horn que lo que Goudreau estaba haciendo en Colombia era relacionado con lo humanitario. Y legal.
En respuesta a una solicitud de comentario sobre sus interacciones con GG y Goudreau, Lucas escribió: “Como abogado, no puedo ni quiero discutir mis interacciones o comunicaciones con clientes o posibles clientes. Puedo, sin embargo, manifestar inequívocamente que no desempeñé ninguna clase de papel en el intento de golpe fallido en Venezuela, no tuve conocimiento del intento de golpe antes de que se revelase, y nunca discutí o me comuniqué con algún funcionario del gobierno de los Estados Unidos en relación a un golpe o alzamiento en Venezuela.
Cualquier sugerencia de lo contrario es completamente falsa”. Pero una factura dada por Goudreau demostrando que había gastado 30 mil dólares como adelanto de los servicios legales de Lucas hace referencia a “navegar cualquier ley federal” asociada con el ITAR, el sistema de regulación del gobierno que maneja la importación y exportación de armas.
“No nos importa cuán sangriento se vuelve todo”
La evidencia disponible es aún más incriminante para Horn. Transcripciones de sus comunicaciones con Goudreau en la aplicación de mensajería Signal demuestran que Goudreau y Horn chateaban ampliamente y se vieron en personas en múltiples ocasiones entre noviembre de 2019 y febrero del 2020, como lo demuestra el registro de los textos. Durante su entrevista con el FBI, Horn expresó remordimiento sobre sus interacciones con Goudreau.
El resumen manifiesta que Horn dijo que “había actuado como un idiota y debió haber averiguado mejor sobre Jordan Goudreau antes de ofrecerle cualquier clase de ayuda”. En los mensajes de texto del 26 de noviembre de 2019 entre Goudrau y Horn se ve que el par se presentaban a sí mismos alrededor de las 11 am. Esa noche, el auxiliar vicepresidencial sugirió que se reunieran a las 2 pm al día siguiente en un restaurante llamado P.J. Clarke’s -ubicado entre la Casa Blanca y la oficina de GG en la calle K, donde se encuentran la mayoría de las firmas de cabildeo- donde “tenían un sótano que era bastante tranquilo a esa hora”. Cinco minutos después de que la reunión había concluido, Horn le escribió un mensaje a Goudreau: “También hablé con mis contactos en el Departamento de Estado, buenas conversaciones”.
En la reunión del día siguiente, Goudreau dice que Horn le dijo: “No nos importa qué tan sangriento se vuelva todo, una vez que se haya hecho, el dinero fluirá”.“Estaba increíblemente emocionado de que alguien estaba trabajando en esto”, le dijo Jordan a The Grayzone. “Trabajamos juntos por varios meses para intentar llevar esto adelante” y Horn “transmitió… que esto fue autorizado al más alto nivel”.Otro veterano boina verde que Horn conocía, Jason Beardsley, también asistió ese día.Para ese entonces, Beardsley estaba trabajando como empleado para el Departamento de Asuntos de los Veteranos.
Tráfico de correos electrónicos obtenidos a través de los documentos revelados indican que Horn estaba promoviendo su currículo en el otoño de 2019 en un esfuerzo por ayudarlo a conseguir un trabajo en operaciones especiales o contraterrorismo del Departamento de Defensa.
En uno de esos correos, Horn publicitó la experiencia de Beardsley en “fuerzas de operaciones especiales blancas y negras”, este último refiriéndose a operaciones con JSOC. Beardsley confirmó su membresía a la “comunidad JSOC” en un podcast en 2023.En una entrevista con el FBI de febrero de 2022, Beardsley dijo recordar reunirse con Goudreau una sola vez en persona, e insistió que el intercambio entre ambos se reducía a unos cuantos mensajes de texto posteriores al encuentro. Beardsley le dijo al buró que no recordaba haber hablado nunca por teléfono con Goudreau.Al ser entrevistado sobre estas interacciones por el FBI, Beardsley describió a Goudreau como “un vaquero y tumba puertas”, y alegó que el único propósito de sus interacciones era “desenredando” a Goudreau sobre sus planes en Venezuela.
En respuesta a sus esfuerzos por distanciarse del boina verde, sin embargo, Goudreau señala que tanto Horn como Beardsley continuaron solicitando comunicarse con él durante este período.
Registros de mensajes de texto demuestran que Horn contactó a Goudreau por Signal el 9 de diciembre de 2019 para informarle que Beardsley había desarrollado aún más el esquema. “Hemos pasado todo por juegos de guerra de la mejor manera posible, Jason tiene los próximos pasos” se lee en el texto de Horn.

El registro de visitas de la Casa Blanca indica que Beardsley atendió una reunión en el palacio presidencial con Joseph Wier, el para entonces el director para ventas militares en el exterior del Consejo de Seguridad Nacional. Ya en este punto, los únicos suministros que se dirigían hacia los desertores venezolanos en Colombia eran no-letales, y habían sido donados por un traficante de armas de Miami, según Goudreau. Aunque declinó dar el nombre del individuo responsable, Goudreau lo describió como “un caballero en Miami, un venezolano, un patriota” con “contratos para vender armas de fuego y equipos tácticos en Suramérica”.
Parece que el FBI creía que este era Mark Von Reitzenstein, un traficante de armas basado en la comunidad de expatriados venezolanos del Doral, en Florida. La empresa de Von Reitzenstein, High End Defense Systems, actualmente afirma equipar con uniformes al ejército ecuatoriano y al israelí.

Los entrevistados por el FBI negaron tener conocimiento alguno de High End Defense Systems (HEDS) o de su propietario, Mark Von Reitzenstein.
Esa noche Beardsley le escribió un mensaje de texto a Goudreau: “No me he olvidado, estaba repasando algunas ideas con un caballero decente en vigilancia del CSN que es confiable”. Explicándole este texto al FBI dos años después, Beardsley declaró que, aunque estaba hablando con alguien en el Consejo de Seguridad Nacional, no discutía sobre Goudreau, e insistió en que solamente se lo mencionó al boina verde porque pensaba que Goudreau estaba tratando de evadirse de una reunión.
El 11 de diciembre de 2019, Beardsley le envió a Goudreau una serie de textos pidiéndole otra reunión en persona. Beardsley también describió a “grupos interesados”, que dijo que estarían “compuestos por (expertos en temas de) acciones, finanzas, operaciones, regional”. Planearon una reunión para el 16 de diciembre, pero los textos indican que Goudreau pidió reprogramar, diciendo, “tengo que ir al sur esta semana”.
Beardsley le dijo al FBI que había usado esa reunión del 16 de diciembre para escrutar los planes de Goudreau. Beardsley dijo en referencia a los “grupos interesados” que era un intento de darle “un shock de realidad” a Goudreau y llevarlo a “que actúe o que se calle”.
Mientras que Beardsley alegó que estos textos eran parte de su manera de “desenredar” a Goudreau, se dieron en lo que el para entonces secretario de Defensa Mark Esper describió como un período de interés renovado en Venezuela dentro de la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional. En sus memorias de 2022, Esper escribió que durante una reunión en el Pentágono el 12 de diciembre de 2019, el para entonces consejero de seguridad nacional Robert O’Brien le informó de varios proyectos nuevos en proceso, incluyendo “próximos pasos en Venezuela”.
Kraft conoce al “doctorcito”y al “comebebés”
En las semanas finales de 2019, Timothy Roen Kraft dijo que tuvo llamadas regulares con Leopoldo López, el mandamás de la oposición que se había refugiado en la embajada española en Caracas luego de su golpe militar fallido meses antes. López quería saber si Goudreau tenía algún chance de capturar a Maduro. Según las notas de los agentes del FBI, “Kraft dijo que nadie podía acercársele a Maduro. Kraft creía que Goudreau y todo el mundo a su alrededor morirían. López en realidad no reaccionó a la respuesta de Kraft”.
Durante las fiestas navideñas, Kraft estaba en casa de su familia en Minot, Dakota del Norte, cuando supo que Guaidó estaba buscando una reunión. El autoproclamado presidente interino había perdido el impulso desde el golpe fallido en Caracas, y era el objeto de un perfil del Washington Post comenzando ese mes en el que se proclamaba en su titular que “la llama que Guaidó encendió se está extinguiendo”.
El 27 de diciembre de 2019, dos figuras de la oposición venezolana actuando bajo instrucciones del mentor de Guaidó, López, se bajaron de un jet una fría mañana en un aeródromo en Minot, y se dirigieron directo a almorzar con Kraft. Uno de ellos estaba cubierto de tatuajes coloridos, incluyendo un diseño representando una fórmula química. Se presentó a Kraft como “el doctorcito”, y tan solo daría su nombre de pila. El otro, que decía llamarse “Carlos”, también mantuvo anonimidad a lo largo de la reunión.
(El “embajador” de Guaidó en Washington se llamaba Carlos Vecchio). Kraft reconoció que eran operadores de inteligencia con conexiones dentro del ejército venezolano, refiriéndose a su arte de inteligencia en su entrevista con el FBI. “El doctorcito” fue identificado por el FBI como César Omaña, un operador de la oposición venezolana que es poco conocido en su país, pero que ha jugado un papel central en varias conspiraciones para socavar al gobierno de Maduro.
Se le da el crédito de ayudar a López a escapar de la embajada española en Caracas y mudarse al exterior en 2019, y fue fotografiado ese mismo año junto a otra figura de oposición de nivel, el ex jefe policial Iván Simonovis tras su escape de arresto domiciliario, cuando estaba pagando una larga sentencia por su responsabilidad en la violencia mortal durante el golpe de 2002 que depuso brevemente al para entonces presidente Hugo Chávez.
Según NBC News, Omaña trabajó a través de canales del gobierno estadounidense y con otros dos gobiernos extranjeros (lo más probable que Colombia y España) para organizar el escape de Simonovis. Simonovis posteriormente se convirtió en un activo del gobierno estadounidense, y Néstor Sainz, en su entrevista con el FBI, lo describió como “muy valioso”. (El ex jefe policial ahora es identificado como director de seguridad de María Corina Machado, la actual líder de facto de la oposición subordinada a Washington).
Omaña también asumió el crédito de reclutar al ex jefe del servicio de inteligencia venezolano, el SEBIN, general Manuel Christopher Figuera, como un informante del gobierno estadounidense. Descrito por el Washington Post como un “doctor, empresario y aventurero” que se ha ido insinuando en círculos de la élite, Omaña reclutó a Figuera para el alzamiento inicialmente para el 1 de mayo de 2019, que nunca se materializó. Omaña parece ser cercano a Jorge Betancourt, supuestamente cubriendo sus gastos de estadía en el JW Marriot en Bogotá, Colombia, mientras que se quedó ahí por varias semanas en 2019 con Jordan Goudreau, y de donde, según Kraft, él y Lester Toledo acumularon una cuenta bastante elevada por servicios de prostitutas.

Un video de 2019 muestra a Simonovis (centro) huyendo de Venezuela, aparentemente acompañado por Omaña (izquierda) y Betancourt (derecha).
Kraft le dijo al FBI que Omaña y “Carlos” buscaron contactarlo por varios acuerdos de negocios, y le solicitaron su apoyo para una serie de tramas engañosas contra el gobierno venezolano. La primera involucraba tomar un par de cargueros que transferían petróleo de Venezuela a Cuba. Los operadores de Guaidó estaban confiados de que podían incautar los barcos a través de la miembros de la tripulación que habían sido reclutados, y que serían capaces de dirigirlos a las Islas Vírgenes estadounidenses y entregárselos a las autoridades de los Estados Unidos.
Kraft respondió al plan de forma favorable, pero exigía una carta de aprobación formal de Pompeo, antes de que se sumara. Haciendo pregunta sobre su propio involucramiento con la inteligencia de su país, le dijo al FBI que “pudiera ayudar en esta situación abordando los barcos y ayudando a los capitanes a pasar a controlar la cámara del timonel protegiendo áreas del barco. Una vez que la timonera se rompiera, podían retomar el barco”.
El negocio que a continuación se le presentó a Kraft planteaba “crear designaciones falsas de la Unión Europea para sembrarlas contra diplomáticos venezolanos del régimen que viajaban por Europa por actividades de distribución de cocaína”. La idea era “desacreditar la divisa” y por lo tanto exponer “cómo Venezuela jugaba un papel importante en la distribución de cocaína en Europa”, dijo Kraft. Pero la propuesta involucraba “demasiado arte de la inteligencia”, así que el hombre del dinero declinó.

Luego de la reunión, Kraft dijo que había descubierto la verdadera identidad del “doctorcito”, y comenzó a investigar la historia de Omaña. Descubrió que había “estafado a los venezolanos por comida” y “sintió un mal sabor de boca sobre Omaña basado en lo que leía”. Sospechando que Omaña estaba actuando como doble o triple agente han girado por años dentro de los círculos de inteligencia por años, incluyendo entre sus colegas golpistas. ´Luego de la reunión con Omaña y “Carlos”, Kraft acordó reunirse con otra figura oscura bajo el alias del “comeniños”.
Le dijo al FBI que estaba esperando por autorización de Guaidó para esa reunión. Según el Washington Post, Mauricio Clavier-Carones, el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional se le había dado el alias de “comeniños” durante el fallido complot de rebelión que organizó Omaña con Figuera. Claver-Carone es un abogado cubano-estadounidense que ha explotado cargos tanto en la administración Trump para organizar tramas de cambio de régimen contra los gobiernos de Cuba y Venezuela.
Durante la administración Biden, asumió la presidencia del BID, pero fue despedido luego de que se reveló que le había dado un trato preferencial a una subordinada con la que tenía una relación. Claver-Carone ahora presta servicio como enviado especial de los Estados Unidos para América Latina. Si Claver-Carone era la misma figura que el “comeniños” que pidió la reunión con Kraft, esto reforzaría aún más el argumento de Goudreau sobre que funcionarios de Trump de alto nivel estaban completamente al tanto de la trama golpista. Kraft llegó a decirle al FBI que había discutido un contrato con Guaidó por servicios sin especificar, pero que el autodenominado presidente interino necesitaría tomar algunas medidas extraordinarias para pagarlo.
“Kraft explicó que Guaidó podría tener dinero si estaba dispuesto a entregarse y trabajar con los narcotraficantes”, comentó. “Eso sería el último recurso”. Sigue sin quedar claro quiénes eran esos narcos, pero Kraft se negó a comentárselo a The Grayzone.
Las fotos publicadas en septiembre de 2019 que demuestran a Guaidó posando junto a dos líderes de Los Rastrojos cuando se lo llevaron de Venezuela a Colombia, sin embargo, pudiera ofrecer una pista.
Pisando el acelerador por Maduro
Mientras progresaba el plan de Goudreau, la persona vinculada a Trump que inicialmente lo reclutó aplicó para una licencia de venta internacional de armas. El 31 de diciembre de 2019, el Departamento de Estado le envió una carta a Keith Schiller notificándole que había recibido su declaración de solicitud y pago para registrarse como un exportador de armas.
Schiller le dijo al FBI que no recordaba discutir la regulación para la exportación de armas en sus interacciones con Global Governments y Goudreau. Schiller reconoció haberse registrado como un corredor de armas, pero dijo que no había tomado ventaja de su nombramiento. Dijo que mantuvo el registro para futuros trabajos con otros contratistas, pero no Goudreau.
El 7 de enero de 2020, el registro de los mensajes de texto muestra que Beardsley le escribió a Goudreau preguntándole cómo estaban las cosas. Goudreau respondió “avanzando rápido”.

“No te preocupes, mostraré fuerza, solo avísame… alternativamente si es tan rápido que te estás moviendo más allá del ritmo lento de nuestras partes interesadas házmelo saber y buscamos de qué otra forma, o qué podemos hacer para apoyarte mejor”, respondió Beardsley. Beardsley le dijo al FBI que su oferta de buscar “cualquier cosa que pudiéramos hacer para apoyar mejor” si Goudreau se movía más rápido que “las partes interesadas” era su manera de decirle que no tenía apoyo del gobierno. Beardsley le dijo al FBI que esperaba que los planes de Goudreau “se deshicieran” a partir de ahí. Goudreau se mofó de esta explicación. “Si Beardsley quería que yo parara, podía haber escrito ‘escucha, vamos en la dirección que no es. Tenemos que cesar operaciones’. Con eso bastaba.” Pero “no hizo eso”, dijo Goudreau. El 25 de enero de 2020, Goudreau le escribió a Beardsley, diciéndole que las preparaciones “habían terminado. Listos para el lanzamiento…”. Beardsley le dijo al FBI que no sabía lo que Goudreau quería decir aquel 25 de enero, un alegato que Goudreau descartó por completo. “En el ejército solemos usar un inglés simple. Incluso en la escuela de espionaje y en ese mundo, inglés simple”, dijo.
Guaidó y la Casa Blanca
Para comienzos de 2020, con todo el trabajo preparatorio hecho, Goudreau tenía a su equipo en Colombia -incluyendo a los también veteranos boinas verdes Airan Berry y Luke Denman- entrenando una banda dispar de fuerzas de oposición venezolana para la operación para derrocar a Maduro.
Goudreau se refería al plan, incluyendo la infiltración de su equipo, el golpe, y los esfuerzos post-golpe para asegurar Venezuela y facilitar nuevas elecciones, como “Operación Edgemont”.
Los desertores venezolanos con los que trabajaba se referían a su infiltración inicial y su papel táctico en el plan general como “Operación Gedeón”.Mientras tanto, Trump continuó enfatizando su apoyo a Guaidó. Con el supuesto presidente interino en su discurso del Estado de la Unión del 4 de febrero de 2020, Trump juró que “El control de Maduro en la tiranía será aplastado y destruido”.
Al día siguiente, Trump recibió a Guaidó en la Casa Blanca.

El presidente Donald J. Trump se reúne con el autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó el 5 de febrero de 2020, en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
En su libro, Esper escribió que durante la visita de Guaidó, el presidente le preguntó: “¿Qué tal si el ejército estadounidense fuera hasta allá y se deshiciera de Maduro?”.
Esper dijo que la reunión se mudó a la Sala del Gabinete. Fue ahí que Esper recordó a uno de los colegas de Guaidó diciendo “tenemos algunos planes que ustedes saben que estamos trabajando en ellos, solo que no están listos”. Esper dijo que este individuo brevemente se refirió a Florida.
“Al terminar la oración, sonrió, apartó su mirada de mí, e hizo contacto con Mauricio Claver-Carone, el director de alto nivel del Consejo de Seguridad Nacional que era el que más presionaba por la acción militar. Claver-Carone sonrió y asintió de vuelta”, escribió Esper. “Avísame si es necesario seguir haciendo trabajo de fondo para conseguirte apoyo”, escribió Beardsley en otro mensaje un minuto después.
Cuando el FBI le preguntó por estos mensajes de texto, Beardsley dijo que nadie en la administración le hablaba en ese momento sobre Guaidó. Beardsley y Goudreau compartieron su último mensaje el 6 de febrero. Su último intercambio se centraba en un plan para verse el 14 de febrero del 2020. Beardsley dijo que nunca se dio esta reunión en persona.
Poco después, dijo que había “gosteado” a Goudreau. Horn le dijo al FBI que, en febrero del 2020, Goudreau le ofreció darle el crédito a la administración Trump si su plan golpista avanzaba. Horn le dio al FBI que había rechazado la oferta de Goudreau e insistió en que la administración Trump rechazó la idea del cambio de régimen. Goudreau negó las afirmaciones de Horn. “Pensaría que si Drew Horn quería que parara, que cesara y desistiera, me habría escrito un memorando o me enviaba un email para decir, sea lo que sea, cese y desista”, dijo Goudreau. Pero “ese mensaje nunca me llegó”, señala. Los registros muestran que Goudreau y Horn continuaron comunicándose a lo largo de mayo del 2020. Horn declinó una solicitud de comentario sobre esto.
Los idus de marzo
Aunque elementos de la oposición venezolana perdieron la fe en el plan de Goudreau, no fue hasta que intentase mover equipamiento que la Operación Gedeón comenzó a desenvolverse.
El 23 de marzo de 2020, las autoridades colombianas en la población caribeña de Pueblo Viejo incautaron un envío de armas que incluía una docena de armamento automático y semiautomático tipo AR en una alcabala. Cuando el conductor del vehículo confesó que las armas se las tenía que entregar a un hombre llamado “Pantera”, el gobierno de Maduro con rapidez dedujo que posiblemente se refería al ex capitán del ejército que estaba entrenando a los desertores en Colombia: Roberto Levid “Pantera” Colina Ibarra. En un mensaje televisado, el para entonces ministro de comunicaciones Jorge Rodríguez divulgó detalles que dejaban claro que el plan había sido infiltrado, describiendo la ubicación exacta de los campos de entrenamiento y nombrando a Pantera como subordinado del “traidor llamado Clíver Alcalá”.
La situación empeoró para Goudreau el 26 de marzo, cuando el Departamento de Justicia declaró que Alcalá era uno de los líderes del “Cartel de los Soles”, una operación de tráfico de estupefacientes establecida por gente dentro del ejército antes del ascenso de Chávez. La administración Trump al parecer había recibido el “cartel” largamente extinto para justificar ponerle una recompensa a los líderes venezolanos que buscaban capturar, mientras enterraban el origen sórdido de la historia de esa operación.
En 1993, el juez principal de la DEA Robert Bonner le dijo al programa 60 Minutes que el cartel de los soles importó más de una tonelada de cocaína a los Estados unidos bajo la supervisión directa de la CIA. El programa citaba a Annabelle Grimm, la agente de la DEA encargada de Caracas, diciendo que “sin hacer nada.., ni vigilancia, nada”. Después del ascenso de Chávez, el Cartel de los Soles se convirtió en el coco útil, justificando las operaciones antidrogas estadounidenses que habían sido infiltradas por el gobierno.
Al enterarse de que Alcalá estaba siendo acusado de encabezar el supuesto Cartel, Goudreau contactó a Horn, preguntándose cómo la noticia impactaría sus planes. Mensajes de texto revisados por The Grayzone demuestran a Horn preguntándole: “¿Quieres que intente buscar a alguien del Departamento de Justicia para apelar la narcodesignación?”. También solicitó que Goudreau le enviase cualquier evidencia que pudiera usar para presentar un argumento para exonerar a Alcalá.

La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos publicó un cartel de búsqueda de Clíver Alcalá Cordones el 26 de marzo de 2020.
Registros de correos compartidos con el equipo legal de Goudreau enseñan que Horn usó correos de la Casa Blanca para contactar a la empleada del departamento de Estado Hillary Batjer Johnson sobre Alcalá. Johnson conectó a Horn con otro funcionario del Departamento de Estado, Carrie Filipetti, y le preguntó si ella podía dirigir a Horn “a la gente apropiada en Estado o Justicia”. En otras piezas de correspondencia revisadas por The Grayzone se demuestra que Schiller también había sido contactado por Goudreau en relación a una “situación emergente” con “vidas estadounidenses en peligro”. Schiller no respondió.
La intervención de Goudreau a nombre de Alcalá demostró no rendir frutos. El 27 de marzo, Alcalá se entregó a las autoridades colombianas. Poco después, Horn le dijo a Goudreau que el ex mayor general estaba siendo extraditado a los Estados Unidos. El hombre que Goudreau conoció como “César” y a quien consideraba “la voz absoluta más fuerte contra Maduro” había sido brutalmente echado a un lado.
Atrapado en el fuego cruzado entre la oposición hambrienta de poder que buscaba evitar que otro hombre fuerte se hiciera con la presidencia, y con un gobierno estadounidense que nunca le perdonó su respaldo a plena voz del chavisno, Alcalá en última instancia se declaró culpable de proveer apoyo material a las guerrillas de las FARC en Colombia, y fue sentenciado a 22 años de prisión. En Venezuela, el arresto le asestó un golpe a la credibilidad de Goudreau entre su grupo de exsoldados, que llegaron a ver a Alcalá como su líder. También puso trabas a sus planes de reclutar a otros dirigentes militares venezolanos. “Luego de que Barr y Pompeo hicieron que arrestaran a Alcalá, los militares venezolanos vieron esto como la máxima traición”, le dijo Goudreau a The Grayzone. “Así que comenzaron a acercarse más a Maduro”.
Expuesto en la televisión venezolana
Tras el arresto de Alcalá, las autoridades venezolanas continuaron desmantelando la operación, enfocándose en Goudreau como el líder del grupo. En una transmisión nacional del 28 de marzo del programa de variedades “Con el Mazo Dando”, el para entonces presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, expuso la Operación Gedeón, advirtiendo que un número de “mercenarios americanos” habían sido contratados para capturar o eliminar a funcionarios del gobierno de alto nivel.
Cabello expuso fotos y archivo audiovisual enseñando a Goudreau trabajando como seguridad en un mitin de Trump, donde dijo que se sugería un esquema que estaba directamente vinculado a la Casa Blanca. Goudreau caracteriza esto como el periodo en el que decidió abortar Operación Gedeón y extraer por mar a su equipo de Colombia. Pero una vez más, el plan salió mal. Posicionando previamente algunos recursos para la operación venezolana en Jamaica, Goudreau dijo que hizo una parada ahí para recogerlos en camino a Colombia.
Citando a fuentes anónimas, varios medios en Estados Unidos reportaron que un representante de la CIA se le acercó a Goudreau durante su parada en Jamaica y le alertó de no continuar con el plan. Goudreau niega esa interacción directa con empleado o agente de la CIA alguno llegó a ocurrir. En su lugar, dijo Goudreau, salió rumbo a Colombia, e hizo docena de millas náuticas antes de que una correa en el motor del barco se rompió, dejándolo a la deriva.
“Esta es la parte que es verdaderamente rara. Quiero decir, esas correas eran nuevas, y se rompen, cuando debían estar funcionales por mucho más tiempo”, dijo Goudreau. Goudreau quedó atrapado en altamar por casi tres días antes de que un tanquero chino los recogiera y los llevara de vuelta a la costa del Golfo. De vuelta ahí, con su embarcación sin funcionar y los vuelos limitados por las restricciones recientemente anunciadas por el covid-19, Goudreau ponderó sus opciones exiguas.
“Necesito aprobación del Departamento de Estado para enviar armas y municiones”
Temiendo que la guerrilla colombiana descubriese a sus fuerzas si se quedaban en sus campos de entrenamiento, Goudreau dijo que eligió a regañadientes proceder con su operación, con la esperanza de que su fuerza de asalto todavía pudiera conectar exitosamente con aliados en Venezuela.
Reconoció que el plan era riesgoso, y dijo que odiaba la idea de enviar a su equipo a correr peligro mientras nadie estaba con ellos, pero afirma que era la menos grave de un conjunto de malas opciones. “Para mí es una puta costumbre que yo cruce la puerta de primero. Voy yo primero. Porque quiero que mi gente me siga.
No quiero liderar desde la retaguardia. Debo hacerlo al frente. Por esto es que Venezuela me partió tanto el corazón, porque mi barco se averió y ni pude llegar para estar al frente”, dijo Goudreau. Dos días antes del lanzamiento de la Operación Gedeón, ocurrió otro revés cuando AP publicó los detalles de un plan militar para derrocar a Maduro.
Citando varias fuentes anónimas, AP describió algunas de las interacciones de Goudreau con la comunidad opositora venezolana y delineó lo que este último dijo era una versión anterior del plan de golpe.
El artículo de AP del 1 de mayo del 2020 describió una operación en la que una fuerza de asalto viajaría con un convoy por tierra, combatiendo desde la frontera colombo-venezolana hasta llegar a Caracas. Toledo, en su entrevista al FBI, confirmó que estaba al tanto de esa versión del plan de ataque de Goudreau que pudiera involucrar a sus fuerzas cruzando desde Colombia al estado Zulia y continuar hacia el este, rumbo a Caracas.

Una foto tomada el 16 de junio de 2019 muestra mapas que identifican objetivos militares de la Operación Gedeón, expuestos en la sede colombiana del grupo. (Foto cortesía de Jordan Goudreau)
Goudreau reconoció que el artículo de AP había escamoteado el elemento sorpresa de su operación, pero dijo que calculaba que el asalto por tierra descrito era lo suficientemente diferente del plan verdadero que era un desembarco que su fuerza de ataque todavía podía tomar por sorpresa a los venezolanos.
El mismo día que salía la nota de AP, Goudreau dijo que los primeros dos botes de sus fuerzas de asalto zarparon de la costa colombiana, cargando a once personas.
Al día siguiente, Denman y Berry partieron en una embarcación de mayor calado con el resto del grupo de asalto. Al ir monitoreando a la distancia el progreso del plan el 3 de mayo, Goudreau le escribió un mensaje a Horn: “Tengo a 500 personas en Colombia esperando la orden pero necesito aprobación del Departamento de Estado para enviar armas y municiones.
Horn, quien en este punto estaba trabajando como asesor de alto nivel de la Oficina de la Dirección Nacional de Inteligencia respondió: “Ok, déjame trabajar en eso y ver qué puedo hacer. Te actualizaré mañana”.No conforme con esperar por la ayuda de Horn, Goudreau se fue a Twitter escribiendo: “Incursión de fuerza de ataque hacia Venezuela. 60 venezolanos, 2 ex boinas verdes americanos” y etiquetó la cuenta de Trump.
Esto, dijo Goudreau, fue un llamado de ayuda.
Para la tarde del 3 de mayo, Goudreau y el ex capitán de la Guardia Nacional Javier Nieto Quintero habían filmado un video en el que alegan que sus fuerzas estaban combatiendo en el sur, este y oeste de Venezuela. Esto, dijo, era una falsedad deliberada con la intención de desviar a las fuerzas de Maduro y ganarle algo de tiempo a su equipo para que escapasen.

Goudreau y Quintero anuncian la Operación Gideon el 3 de mayo de 2020.
Aunque él mismo había sido removido sin peligro de la acción, los comunicados públicos de Goudreau en el medio de su operación golpista representaron sus intentos más desesperados de salvar a su equipo. Ambos esfuerzos fracasarían, y se convertirían en un flujo interminable de chistes sobre la operación chapucera.Para el 5 de mayo del 2020, al menos seis del grupo de asalto de Goudreau habían caído en combate. Denman, Berry y una docena más fueron capturados. Las noticias enseñaban a los veteranos boinas verdes siendo llevados a la fuerza por sus captores rumbo a prisión.
Un golpe contractualmente negable
Mientras el plan de Goudreau se desmoronaba, Trump y otros miembros de su administración rápidamente negaron que Washington jugaba un papel en la trama golpista. “No hubo ninguna clase de involucramiento directo del gobierno estadounidense en esta operación. Si lo hubiésemos estado, hubiese sido diferente”, le dijo Pompeo a los reporteros el 6 de mayo. “En cuanto a quién pagó, no estamos preparados para compartir más información sobre lo que sabemos que pasó. Lo revelaremos en el momento apropiado”.
Goudreau sostiene que tuvo la bendición de Trump para armar su operación, pero fue deshecha por elementos dispares dentro del gobierno estadounidense y la comunidad opositora venezolana: “Tuve una reunión con varias personas poderosas del círculo cerrado de Trump. Luego de que el contrato fue firmado, unas cuantas horas después tuve esta reunión en el hotel de Trump. Y luego, a las horas, Trump y Guaidó se reunieron en la Casa Blanca”.
Aún más, Goudreau ha alegado que evitó interacciones más directas con Trump y trabajó a través de intermediarios para preservar un grado de negación plausible para el presidente. “Si me hubiese reunido con Donald Trump y hubiese tenido un certificado y fuera capaz de demostrar algún tipo de contrato o, tú sabes, alguna autorización escrita o algo, ese de alguna manera echa por tierra detrás de las intenciones”, dijo. Goudreau manifestó que esperaba que el gobierno estadounidense lo renegara si fallaba.
Pero no anticipó que pudiera procesarlo, forzándolo a quitar el manto de secrecía que había construido alrededor de la Operación Gedeón.La posibilidad de negarlo fue explícitamente incorporada al contrato de Goudreau con Rendón. El acuerdo manifestaba que Guaidó podía “mantener la denegabilidad y ser absuelto de todo conocimiento y culpa de todas las partes” por la operación. Y en efecto, Guaidó lo ha hecho.

Tras distanciarse de la operación de Goudreau, Guaidó aceptó la renuncia de Rendón y otro individuo involucrado en la elaboración de ese contrato, luego de que Rendón reconociera su papel en las discusiones con el boina verde.En octubre del 2020, Goudreau inició una acción judicial contra Rendón por incumplimiento de contrato alegando que el equipo de Guaidó no pagó los restantes 1.45 millones de dólares requeridos para iniciar el complot golpista.
El equipo legal de Rendón introdujo una moción para desestimar el caso, pero un juez la negó en una orden de febrero de 2025.Alrededor del tiempo en el que Goudreau dio un paso al frente con su querella civil, Beardsley comenzó a trabajar con Curtis Cashour y Peter Kasperowicz del Departamento de Asuntos para Veteranos para redactar un comunicado que pudiera compartir y preguntó sobre su conexión con el plan de Gouderau.
Beardsley y sus colegas del gobierno prepararon varios borradores del comunicado, en los que Beardsley pudiera indicar que sus interacciones con Goudreau no guardaban relación con su trabajo con el gobierno. Los borradores manifestaban que Goudreau primero se acercó a Beardsley para discutir los esfuerzos humanitarios para los refugiados en Colombia, y que cuando Goudreau trajera el tema Venezuela, Beardsley insistió que el gobierno no podía apoyar ningún apoyo o esfuerzo en ese país que violase las leyes estadounidenses. Los borradores también manifiestan que Beardsley invitó a Goudreau a discutir trabajo humanitario, pero que Goudreau nunca le dio continuidad a esa oferta. Varios de los borradores concluyen con Beardsley diciendo: “Todo lo que sé sobre sus actividades en Venezuela las supe por leer los periódicos”.
Juan Cruz, el antiguo director de la CIA para América Latina ofreció un comentario sobre la operación fallida de Goudreau en Venezuela en una entrevista para Business Insider en octubre del 2020. A través de su empleador actual, el think tank CSIS, Cruz se negó a una petición de entrevista para The Grayzone. En su entrevista con el FBI, Schiller reconoció que conocía bien a Horn y que lo había ayudado a él y a Beardsley a conseguir trabajos en la administración Trump.
Sin embargo, Schiller dijo que le resultó extraño el saber que Horn también tuvo contacto con Goudreau en el período previo a la Operación Gedeón. Horn, por su lado, le dijo al FBI que estaba sorprendido de enterarse de que Schiller también había estado discutiendo el plan con Goudreau. Goudreau descarta sus afirmaciones de ignorar, señalando que el único motivo posible de cualquiera de los vinculados a Trump había sido el de mantener comunicaciones con él era su involucramiento en la operación militar planeada en Venezuela: “No hay absolutamente ninguna razón para que Drew Horn estuviese hablando conmigo o con Jason Whitley para hablar fuera de esto”.
En enero de 2021, Horn, Schiller y Sorial cofundaron una compañía llamada GreenMet, que actualmente busca asociarse con el sector crítico de los minerales de Groenlandia.
El portal de la compañía tiene a Horn como su CEO, pero ya no tiene ni a Schiller y a Sorial entre su personal. Un perfil de GreenMet publicado por Bloomberg en 2025 describió a Horn de haber “emergido como un intermediario clave entre la campaña de Donald Trump para amarrar los recursos naturales de la isla más grande del mundo para el beneficio de los Estados Unidos.
En 2024, Schiller y Sorial crearon Javelin Advisors, una cosultora y relacionista pública con el gobierno. Revelaciones de cabildeo indican que la compañía se había registrado para hacer lobby por “alivio ejecutivo” a nombre de Fred Daibes, quien en septiembre de 2024 se declaró culpable de falso testimonio sobre un documento de préstamo de un banco por el valor de 1.8 millones de dólares. Los registros señalan que Javelin Advaisors se registró como un lobby que trabajaba con Daibes en enero, y que Daibes desde entonces le había pagado a la compañía un 1 millón de dólares por sus servicios.
El mes pasado, Javelin Advisors se registró como lobista a nombre de Greg Lindberg, buscando el “perdón ejecutivo” de su cliente. Lindberg se declaró culpable en noviembre en conexión con un fraude de 2 mil millones de dólares y lavado de dinero.
Javelin Advisors también se presentó como lobista a nombre de una compañía llamada Capstone USA Advisory Group. El propósito declarado de sus esfuerzos de cabildeo es “las relaciones del gobierno estadounidense y contactos asociados para ayudar a promover potenciales iniciativas de reconstrucción patrocinadas por el gobierno en Ucrania”. La administración Biden logró la liberación de Denman y Berry en un canje de detenidos en diciembre de 2023.
Goudreau desaparece
Fiscales federales imputaron a Goudreau y a Alcalá en julio de 2024, acusándolos en conexión con el envío de armas y equipamiento militar que incautaron las autoridades colombianas en la primavera del 2020.
La acusación asevera que Goudreau compró 61 kits para ensamblar armas tipo AR, incluyendo armazones interiores incompletas que pudieran convertirse en armas de fuego.
La parte acusadora alega que Goudreau ordenó que las armas fuesen enviadas en algún momento entre diciembre de 2019 y marzo del 2020, aunque no dicen exactamente cuándo o cómo llegarían a Colombia. Además de las 26 armas tipo AR, las autoridades colombianas también reportaron incautar ocho silenciadores anotados como “trampas de solvente”, una docena más de apuntadores láser y miras para armas, y un solo monóculo de visión nocturna. Algunos de estos ítems proveen la base para otros cargos de violación de exportaciones.
El 10 de enero, tanto Goudreau como Alcalá introdujeron una notificación de defensa de autoridad pública, indicando que discutirían los cargos criminales provenientes de acciones que tomaron a nombre del gobierno estadounidense. Durante su propio caso, Alcalá intentó discutir que la CIA sabía que estaba trabajando en contra de Maduro.
Alcalá buscó acceder a registros clasificados que pudieran demostrar sus afirmaciones, pero la CIA invocó secreto de estado, y un juez federal rechazó la petición de acceso a los archivos. Goudreau y Alcalá tuvieron algo de éxito forzando al gobierno estadounidense de publicar los archivos que demostrarían el conocimiento y apoyo a la operación fallida de Goudreau, pero no han recibido todos los registros que están buscando.
Goudreau le dijo a The Grayzone que deseaba que los fiscales llevaran a juicio su caso de tráfico de armas, porque esto le permitiría a su equipo legal el buscar los documentos clasificados de la inteligencia que previamente no estaban disponibles a través de archivos descubiertos. Pero al momento en el que el juicio parecía inevitable, tomó acciones evasivas.
Luego de su liberación en 2024, Goudreau se mudó con Jen Gatien, una reconocida documentalista que produjo la película Hombres de guerra sobre la Operación Gedeón. Luego de poner su casa en Manhattan de 2 millones de dólares como garantía colateral de la fianza de Goudreau, la pareja cayó en una disputa fea en la que Gatien supuestamente acusó a Goudreau de no transferir sus “importantes posesiones en criptomonedas” a ella luego de que lo ayudó a asegurar su liberación. Mientras ella buscaba liberarse de su papel como garante de la fianza, Goudreau le escribió un mensaje de texto: “No volveré a prisión”.
El 31 de octubre de 2025, se le ordenó a Goudreau atender a una audiencia para determinar si había violado las condiciones de su liberación antes del juicio. No apareció en el tribunal, dejando atrás su tobillera de seguridad en la zona central de Tampa, Florida, donde estaba asistiendo a terapia equina. Esto provocó que un juez federal emitiera una orden de arresto. The Grayzone no ha podido contactarlo desde entonces, y se desconoce su paradero. Antes de su desaparición, Goudreau le dijo a The Grayzone que el caso en su contra “en realidad es una cortina de humo”. Dijo que montones de conexiones entre varios de los actores sugieren un juego sucio. “Mi acusación se inició desde el componente de seguridad nacional del Departamento de Justicia. Ese componente lo lleva una persona llamada John Eisenberg”, explicó.
“A Eisenberg lo puso inicialmente ahí el ex general Michael Flynn. Él estaba en la Casa Blanca al mismo tiempo que Keith Schiller también estaba ahí. Así que estos individuos estaban trabajando juntos. De donde yo vengo, a eso lo llaman conflicto de intereses”. Kraft no respondió a una petición de comentario para este artículo. Sainz, Schiller, Beardsley, Betancourt, and Toledo did not respond to requests for comment.Igualmente, Sainz, Schiller, Beardsley, Betancourt y Toledo no respondieron a peticiones similares.
Varios días antes de que se desapareciera, Goudreau le hizo esta reflexión a Max Blumenthal: “No creo que ahora sea posible un golpe militar. De serlo, ya hubiese ocurrido. Todo lo que ves es lo que está haciendo Estados Unidos, incluyendo lo de destruir barcos pesqueros, es ruido. Solo una invasión es posible”.
THE GRAYZONE