27 Oct
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Estados Unidos detiene a un periodista británico propalestino a través del Servicio ICE, bajo la presión del lobby proisraelí.

El comentarista político y periodista, Sami Hamdi, fue detenido el domingo por oficiales del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en el Aeropuerto de San Francisco.

El Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés) condenó la detención como “un flagrante ataque a la libertad de expresión,” vinculándola con las críticas abiertas de Hamdi a la guerra genocida de Israel en Gaza.

Hamdi, reconocido crítico de las políticas tanto de EE.UU. como de Israel, se había dirigido a una gala de CAIR en Sacramento el sábado por la noche y estaba programado que participe en otro evento de CAIR en Florida al día siguiente, antes de ser detenido.

EE.UU. secuestra a los críticos de Israel

El CAIR afirmó que la detención de Hamdi siguió una campaña coordinada de “ultraderecha e ‘Israel First’,” declarando que “Nuestra nación debe dejar de secuestrar a los críticos del [régimen israelí] a instancias de intolerantes ‘Israel First’ … Esta es una política ‘Israel First’, no una política ‘America First’, y debe terminar”.

Por su parte, la activista de ultraderecha Laura Loomer, cercana aliada del presidente estadounidense, Donald Trump, quien se describe como “islamófoba orgullosa” y “defensora de los blancos,” presumió en línea sobre su papel en el incidente. 

“Tienen suerte de que su único destino sea ser arrestado y deportado,” escribió Loomer, calificando a Hamdi como “un partidario del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) y del grupo de los Hermanos Musulmanes (HHMM)”.

Loomer y otros atribuyeron la escalada contra Hamdi a la Fundación RAIR (Rise Align Ignite Reclaim), un grupo de presión proisraelí que afirma combatir la “supremacía islámica.” La organización alegó recientemente, sin pruebas, que Hamdi buscaba “expandir una red política extranjera hostil a los intereses estadounidenses” y pidió a las autoridades su expulsión. 

Los defensores de derechos civiles y seguidores de Hamdi consideran que su detención representa otro caso de represalia política contra críticos de Israel, castigados incluso antes de poder expresar sus opiniones.

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