Tomé el nombre para esta columna de un documental de mi compañero periodista argentino Sebastián Salgado, que ustedes no pueden dejar de ver.
Sebastián, recorriendo las luchas, tragedias y esperanzas del mundo, desde Siria hasta Donbass, hace un retrato de este país africano, un retrato escueto, simple, directo, sin medias tintas ni efectos especiales, la única manera para transmitirnos algo del paisaje de esa herida abierta de la humanidad, llamada África.
Burkina Faso es uno de los países más "pobres" del mundo y su nombre significa "patria de hombres honestos" en las lenguas mossi y dioula.
Allí nace una esperanza representada por el gobierno del capitán Ibrahim Traoré. Sankara,Burkina Faso dejó de llamarse Alto Volta en 1984, en los tiempos de la presidencia de Thomas Sankara, llamado a veces con muy mal gusto "el Che Guevara africano", como si África siempre necesitara referentes externos, incluso para nombrar sus revoluciones independentistas.
Para entender lo que pasa en la Burkina Faso de hoy es necesario recordar a Sankara. Thomas Sankara, fue asesinado durante un golpe de Estado en 1987 por órdenes de los gobiernos estadounidense y francés. En solo cuatro años de gobierno él logró enormes cambios económicos, sociales y culturales, y realizó un acto imperdonable para algunos: la construcción de un ejemplo para su pueblo, para su continente y el mundo.
Algo demasiado incómodo para los imperios y sus regímenes coloniales, que necesitan reducir el concepto de independencia a un conjunto de banderitas, ceremonias oficiales y 'shows' folklóricos para inversionistas y turistas. Ejemplos como él abundan muy pocos en nuestros tiempos.
"Nuestra revolución se inspira en la totalidad de la experiencia humana desde el primer aliento de la humanidad. Queremos seguir todas las revoluciones del mundo, todas las luchas de liberación de los pueblos del tercer mundo", dijo Thomas Sankara, reduciendo su salario a 450 dólares. Sus bienes consistían en un viejo automóvil personal, cuatro bicicletas, tres guitarras y un frigorífico con el congelador roto.
Sankara cambió a los ministros sus "Mercedes" por autos nacionales más baratos, ordenó vacunar a 2,5 millones de niños contra la meningitis, la fiebre amarilla y el sarampión, y lanzó una campaña nacional para combatir el analfabetismo. Solo en cuatro años, la tasa de alfabetización pasó del 13% en 1983 al 73% en 1987.
Realizó por primera vez en la historia de su país una reforma agraria, entregando tierras de los terratenientes a los campesinos. En un país extremadamente machista y patriarcal, hizo de todo por abrir puestos de liderazgo a las mujeres, las incentivó a que trabajaran y estudiaran, y también, por primera vez, se otorgaron las vacaciones por maternidad. Durante su gobierno se plantaron más de 10 millones de árboles para proteger la tierra de la desertificación.
Como nunca antes en la historia de la nación se construyeron carreteras y vías férreas. Desarrollando su proyecto, Sankara rechazó ayuda humanitaria, afirmando que "quien te da de comer te controla" y llamó a los pueblos africanos a una lucha común contra la deuda externa, diciendo que los pobres y explotados no tenían por qué pagarles a los ricos y explotadores. Al igual que Salvador Allende décadas antes, Thomas Sankara firmó su propia condena.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que en octubre del 202 Ibrahim Traore, el joven capitán del ejército burkinés llegó al poder por medio de un golpe militar que daría continuidad a este proyecto truncado con la muerte de Sankara.
Tan solo en los dos primeros años de su gobierno, el PIB de Burkina Faso pasó de unos 18.800 millones de dólares a 22.100 millones. Rechazó los nuevos préstamos del FMI y el Banco Mundial, porque "África no necesita al Banco Mundial, ni al FMI, ni a Europa, ni a Estados Unidos". Redujo los salarios de los ministros y parlamentarios en un 30% y aumentó el de los funcionarios en un 50%.
Detuvo la exportación de oro sin refinar de Burkina Faso a Europa.
En un inicio terminó con las operaciones militares francesas en el país, luego prohibió los medios de comunicación franceses y después expulsó a las tropas francesas. A pesar de la costosa guerra contra los terroristas islamistas apoyados por Occidente e impuesta a Burkina Faso, el gobierno de Traore creó su propia industria, energía y medios de comunicación independientes de las potencias extranjeras.
Un enfoque muy especial se mantuvo en la educación y la cultura, creando la conciencia masiva de que no solo su país, sino África entera. Así se concluye que no son mendigos, sino que, por el contrario, son un continente rico que debe defender y multiplicar su propia riqueza.
Con poco tiempo en el poder, Traore ya ha sobrevivido a varios intentos de asesinato e igual que todos los líderes que desobedecen al poder mundial, ha sido objeto de una campaña de mentiras por parte de la "prensa democrática mundial", que de repente le importa y pierde el sueño por los "derechos humanos" en Burkina Faso.
Este es un muy breve y superficial contexto para situarnos y ponernos a pensar en África, hoy 25 de mayo de 2025, celebrando el 62.º aniversario del Día de su Liberación, creado por la Primera Conferencia de Estados Africanos Independientes en Adís Abeba, capital etíope. La historia del siglo pasado recuerda una oleada revolucionaria en gran parte del continente a principios de los 60, que se suponía pondría fin al dominio europeo en África.
De la memoria de aquellos tiempos surgen los nombres de Patricio Lumumba, del Che con un grupo de voluntarios en el Congo, Amílcar Cabral y tantos otros…Lamentablemente, la verdadera independencia de África no fue nombrada.
Una vez más en la historia, el asesinato de los líderes revolucionarios fue acompañado por la compra de los oportunistas de todo color político, e introduciendo tecnologías de lo que hoy se llamarían "revoluciones de colores" en el continente negro.
Así fue como las metrópolis lograron recuperar el control económico, político y cultural sobre sus países que lograron una independencia puramente formal.
Los acontecimientos en los países del Sahel, que fueron gatillados por la nueva revolución burkinesa, hacen pensar que han llegado los tiempos de una nueva, y esta vez definitiva, liberación de los pueblos de África.
Las noticias desde Burkina Faso me recuerdan las crónicas de Cuba al inicio de los años 60 o de Nicaragua a principios de los 80, aunque hago un enorme esfuerzo para superar la maldita costumbre de las comparaciones.
Desde la extrema necesidad de los más desposeídos de nuestro planeta, a pesar de todos los pronósticos, los malos augurios y del cinismo de las castas intelectuales, una vez más, nace el Nuevo Mundo.
En África sucedió algo extraño e interesante. Siendo el continente históricamente más saqueado, despreciado e incomprendido por los peores colonizadores: franceses, belgas, holandeses, alemanes e ingleses, su mundo en gran medida se pudo salvar de la actual "occidentalización" del planeta. Así que la actual descomposición humana de Europa, afecta a África un poco menos que a cualquier otra parte del mundo.
A pesar de sus enormes problemas y tragedias humanas que tradicionalmente quedan lejos del foco de los medios internacionales, este continente permanece más vivo y más sano, que el de los que pretenden dominarlo por siempre.
Creo que deberíamos poner más atención a lo que pasa en Burkina Faso, convertido en el epicentro de África de la lucha por la independencia. Traore entiende algo esencial, lo que no logran entender muchas de las "izquierdas" del mundo que se autoproclaman "marxistas".
Esta lucha todavía no es por el socialismo ni por el comunismo sino por la independencia nacional, y si esta se logra y se afirma, podría pasarse a una siguiente etapa. La autodeterminación de nuestros pueblos es la más básica y previa de las condiciones para acceder a cualquier posibilidad de democracia real y al verdadero desarrollo de cualquier país. La lucha de nuestros tiempos es para que nuestros países, con sus virtudes y defectos, puedan definir sus políticas de Estado, de forma independiente a los eternos chantajes y presiones del poder mundial bancario y corporativo, apoyado por los medios, plataformas digitales y ejércitos desplegados por todo el mundo.
Burkina Faso está sobreviviendo a las crecientes amenazas de este poder, porque el sistema, una vez más, le teme a este país por ser un peligroso ejemplo para la región, el continente y el mundo. Porque al liberarse del colonialismo francés, el gobierno de Ibrahim Traore no quiere convertir a Burkina Faso en una nueva colonia ni de China, Rusia o Corea del Norte. Su proyecto es mucho más complejo. Necesita construir relaciones de un real beneficio mutuo con todos los que pueden aportar en el fortalecimiento del desarrollo independiente de la nación.
Burkina Faso y África tienen con qué pagar a sus nuevos aliados y socios, pero esto debe y puede hacerse solo por un intercambio de sus inversiones y ayuda en la construcción de la independencia real de los Estados africanos, algo que es imposible, sin desarrollo industrial, energético, tecnológico y sobre todo de formación profesional, capacitación y educación.
La Unión Soviética en su tiempo, desde la lógica de su política de la solidaridad internacional, con mucha generosidad entregó a África y a los países en desarrollo muchos recursos de forma gratuita para incentivar su fortalecimiento e independencia de Occidente. Lamentablemente, las élites de muchos de estos países que se proclamaban "socialistas" para obtener estos recursos gratis no siempre les dieron el mejor uso, y cuando la correlación de las fuerzas políticas en el mundo cambió se voltearon hacia sus amos occidentales.
Además, la permanente ayuda gratis incentivó en muchos casos el parasitismo y la falta de cualquier iniciativa. Aunque los pueblos africanos no olvidan la asistencia ni la solidaridad soviética y cubana.
En este momento África deja de mendigar y con dignidad establece relaciones y emprende los negocios que le permitirán su propio desarrollo. Obviamente en condiciones de guerra híbrida, mediática, económica y terrorista subversiva por parte de las antiguas metrópolis.
El deber de la humanidad es apoyar a los pueblos de África, el continente que una vez fue su cuna.
Las imágenes del líder de la revolución burkinesa en Moscú, celebrando el 9 de mayo el 80.º aniversario de la victoria sobre el fascismo hitleriano, es una expresión más de la esencia de su proyecto.
La frase en español "¡Patria o muerte!", la que suele utilizar el capitán Traore, debería ahora entenderse traducida a las realidades africana y mundial como
"¡'Indépendance ou mort'!"
Escrito por Oleg Yasinsky
RT